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Estados Unidos, hacia una elección sin precedentes

Trump no retirará su candidatura presidencial incluso si es condenado

Trump no retirará su candidatura presidencial incluso si es condenado

Albert Garrido

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La indemnización de 787,5 millones de dólares que Fox News ha acordado con la empresa Dominion Voting Systems, a la que acusó de haber contribuido al falseamiento de los resultados en 2020 mediante las máquinas de votación electrónica que fabrica, se enmarca en el clima de enfrentamiento sin tregua entre republicanos y demócratas, entre el conservadurismo colonizado por Donald Trump y la tradición liberal. A año y medio de la elección presidencial queda tiempo suficiente para que la atmósfera política se vicie mucho más de lo que ya lo está, con el factor añadido de que cuando llegue el gran día el expresidente tendrá 78 años y Joe Biden estará a dos semanas de cumplir los 82, edades más propias de una serena jubilación que de la brega partidista a cara de perro. Prever tal futuro no tiene nada de adivinanza: todas las encuestas dan a Trump ganador en las primerias republicanas, sean quienes sean sus adversarios; ningún posible aspirante demócrata aparece como capaz de disputarle la carrera por la reelección a Biden.

Algunos analistas interpretan la disposición de Fox News a pagar esa cantidad astronómica para seguir disponiendo de un espacio propio al servicio de las campañas de intoxicación de la opinión pública diseñadas por Trump y sus asesores. David French, un reputado comunista de The New York Times se refiere a la pretensión de la cadena de Rupert Murdoch de pagar por el privilegio de mantener un comportamiento corrupto. Algo que quizá tenga continuidad en la demanda de 2.700 millones de dólares por difamación interpuesta por la firma Smartmatic contra Fox News, que la acusó en términos parecidos a como lo hizo en el caso de Dominion.

Nada de todo eso lleva a la reflexión y el cambio de perspectiva de voto de Trump, sino que opera como un mecanismo de afianzamiento de las teorías conspiranoicas tan del gusto del expresidente, activadas por enésima vez a raíz de su comparecencia ante un juez de Manhattan (affaire Stormy Daniels) y otras causas que se concretarán en los próximos meses. Hay, sin duda, un componente de prevalencia de la ley en la compensación acordada para Dominion, pero hay también un mecanismo sobrevenido de movilización de los partidarios de Trump, que observan los acontecimientos de las últimas semanas como una persecución sistemática de su líder, a quien siguen viendo víctima de un fraude electoral y un acoso permanente.

Lo que de momento no se computa es cómo afectará entre los votantes conservadores moderados, una minoría en el universo republicano, el tono de la campaña emprendida por Trump. Un exasesor del partido ha explicado que su comportamiento puede alejar a una parte del electorado conservador urbano y, al mismo tiempo, puede animar el voto contra Trump, que es tanto como decir por Biden. Ni siquiera la complejidad de la inscripción como votante establecida en algunos estados y el cambio en la demarcación de distritos en otros tantos para la elección de la Cámara de Representantes parecen capaces de modificar sustancialmente esa doble tendencia.

El perfil sin precedentes del pulso camino de la Casa Blanca se completa con las dudas sobre la idoneidad de Biden para contener a Trump. Mientras algunas voces dentro y fuera del Partido Demócrata no creen que el rival republicano sea capaz de repetir ni de largo el resultado de 2020 -le vaticinan un máximo del 40% de los votos-, otras creen que la decepción de muchos votantes con algunas de las decisiones adoptadas por Biden puede alimentar la abstención y ajustar el resultado. Estos últimos se remiten al esfuerzo permanente de Trump para controlar la información sin disidencias disponible para sus seguidores a través de Fox News y de las redes sociales, algo que en el caso de Biden no se da, con una atomización de los mensajes en un entorno abierto a la crítica. Dicho de otra forma: los seguidores de Trump mantienen un altísimo índice de fidelidad con los altavoces del expresidente; los de Biden se reparten en un frente muy amplio de informaciones diversificadas.

Ni siquiera las dos demandas presentadas por Abby Grossberg, exproductora de Fox News, contra los abogados de la cadena por haber pretendido aleccionarla e intimidarla para que diese un testimonio falso en el juicio del caso Dominion alteran el pulso del núcleo duro del trumpismo. Si tuvo poco poder para activar las emociones el anuncio de Trump de que participaría en las primarias republicanas, su comparecencia ante el juez ha desvanecido la posibilidad, al menos momentáneamente, de que el Partido Republicano acuda a la cita de noviembre del próximo año con un candidato que no sea él. La imputación ha operado como un factor de cohesión sin excepciones; ni siquiera Ron DeSantis y Mike Pence han faltado a la cita de la unanimidad en defensa de Trump.

“El hombre es maleable casi hasta el infinito”, sentenció Leo Strauss, una de las grandes referencias del pensamiento conservador. Los estrategas ultraconservadores que han puesto en marcha el mecanismo de propaganda republicano comparten esa idea y saben que una deformación calculada de la realidad solo se puede detectar si los consumidores de información -los electores- se informan con una panoplia de fuentes de variada orientación. No es el caso de los seguidores de Fox News, de los seguidores de Trump en su red social, sumergidos en una burbuja de mensajes de una gran simplicidad y una enorme eficacia.

Roy Thomson, un afamado editor británico en los años centrales del siglo XX, se regía por una máxima que le procuró grandes beneficios: lo importante no es estar cada día en todas las mesas; basta con estar en las mesas que hay que estar. Fox News ha adaptado la fórmula a las necesidades inmediatas del siglo XXI en Estados Unidos: estar siempre, a todas horas, en la sala de estar de los votantes de Trump.

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