Cambio de modelo

Spain ya no 'is different' en vivienda

La nueva ley es el sello definitivo de defunción de una política fracasada que ha durado demasiado tiempo

Una vivienda en alquiler.

Una vivienda en alquiler. / EP

Eduardo González de Molina

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Es muy conocido el eslogan franquista de 'Spain is different'. Fue acuñado en la década de los 60 para marcar una diferencia cultural y un atractivo turístico. 'Spain is different' significaba también que España estaba fuera del consenso europeo. Algo que ha pasado exactamente en el sistema de vivienda: un modelo franquista elaborado por el primer ministro de Vivienda, José Luis Arrese. Modelo que se alejó de Europa, centrado en la promoción de la propiedad a costa del alquiler, dejando un parque de vivienda social minúsculo, un mercado inmobiliario desregulado y una urbanización excesiva del suelo. 

Creo que es importante empezar con la principal tesis de este artículo: ¡Arrese ha muerto! Estamos ante un cambio de paradigma histórico. La primera ley de vivienda de la democracia es el sello definitivo de defunción de una política fracasada que ha durado demasiado tiempo. Con esta ley empezamos un nuevo rumbo que habrá que desarrollar. Vamos hacia un modelo de vivienda que prioriza la vivienda como un derecho. Un modelo que va a desarrollar el sistema de vivienda como quinto pilar del Estado del bienestar. 

Pero aquí vamos con la segunda tesis del artículo: la ley de vivienda es solo un punto de partida. El sistema de vivienda no se cambia solo a través del 'Boletín Oficial del Estado'. Esta ley sienta las bases de un nuevo modelo que tiene que emerger. Un sistema que tiene que desplegar los tres grandes instrumentos de una política de vivienda a la europea: aumento del parque protegido de vivienda, incremento de las ayudas al alquiler y regulación de alquileres. Tres instrumentos que deben obligatoriamente operar a la vez, aisladamente no funcionan. 

Aumentar el parque social es la gran clave para moderar los precios y ofrecer alternativas asequibles a toda la población, pero para ello se requiere de décadas, mucha inversión y consensos amplios. En el mientras tanto, las ayudas al alquiler sirven para evitar las situaciones de emergencia habitacional, mientras que el control de alquileres protege y da estabilidad a los inquilinos mientras modera las subidas descontroladas de precios. Ese es el consenso europeo de vivienda. En esto, la ley de vivienda pone rumbo Europa. 

Llegamos a la última tesis del artículo: el texto ha mejorado muchísimo respecto del primer borrador, pero aún quedan mejoras por hacer. Regulación de precios en áreas tensionadas. Calificación indefinida de suelo protegido. Grandes tenedores ya son personas físicas y jurídicas con cinco o más viviendas. Hay una mayor protección de familias vulnerables ante desahucios. Se empodera a los inquilinos haciendo que los gastos de gestión inmobiliaria vayan al arrendador. Mientras que los limites a las subidas por IPC siguen controlados y se sustituyen por un mejor indicador. La ley no obstante tiene algunas agujeros importantes que deben ser resueltos en el trámite parlamentario. El principal: la regulación de los alquileres de temporada. 

La ley no es perfecta. Pero ninguna ley en democracia es por naturaleza perfecta porque es fruto de la negociación y el pacto de muchos intereses. Y esta ley ha costado muchísimo. Ha hecho falta que pasara la crisis inmobiliaria, inflación de alquileres y crisis del covid. Ha hecho falta la intervención permanente de los movimientos de la vivienda, PAH, Sindicato de Inquilinas, etcétera, y los nuevos partidos alumbrados de ese mismo movimiento, Unidas Podemos. Aunque particularmente por la insistencia de la alcaldesa de Barcelona, la primera figura pública que desde 2015 ha estado reclamando esta ley. Esto es una victoria del movimiento de la vivienda. La ley no es perfecta y hay que mejorarla. Pero hoy toca celebrar: Spain ya no es 'different' en el ámbito de vivienda. Bienvenidos a Europa.

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