Amenazas a la democracia

‘Déjà vu’ tardofranquista en Gandesa

El alcalde de la capital de la Terra Alta pretendió prohibir el acto público de presentación de la candidatura Som x Gandesa, un ejemplo vergonzoso de lo fácil que es actuar como un cacique en cuanto afloran los nervios por la derrota

Carles Luz

Carles Luz

Jordi Mercader

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Gandesa es un feudo tradicional de CDC y ahora de Junts que su actual alcalde, Carles Luz, parece temer que vaya a perderse en manos de una candidatura de progreso liderada por Diana Valimanya. No es el único municipio en el que es probable un cambio de gobierno, aunque tal vez sí vaya a ser un ejemplo vergonzoso de lo fácil que es actuar como un cacique en cuanto afloran los nervios por la derrota. El alcalde de la capital de la Terra Alta pretendió prohibir el acto público de presentación de la candidatura Som x Gandesa en la plaza del Comerç, escenario habitual de otras convocatorias políticas. No pudo, naturalmente, pero la vivencia de este ‘déjà vu’ del tardofranquismo es una prueba incontestable de que en ciertos rincones del país perviven las peores amenazas para la democracia. Y también, de que en algunas comarcas se sigue viendo al PSC como Leviatán.

Som x Gandesa es una lista transversal, formada por personas procedentes de sensibilidades, partidos y culturas diversas, desde Unió o CDC hasta el PSC, que comparten el agotamiento por la incompetencia y el desinterés por la gobernación exhibida por la familia política del actual alcalde. El apoyo del PSC a esta oferta progresista encabezada por una emprendedora local supone una amenaza insoportable para estas buenas gentes que tanto aman una Catalunya unidimensional que ya solo existe en su cabeza.

Hasta ahora, por estos parajes, Lucifer solo reside en Batea, la localidad vecina gobernada desde hace más de dos décadas por el socialista Joaquim Paladella. Batea es la gran desconocida de Catalunya. Su núcleo antiguo rememora el esplendor de los tiempos del comercio de azafrán y la obra de gobierno de etapa debería ser estudiada en todo seminario municipalista. Esto no es ningún secreto en Gandesa; todos se saben de memoria los servicios comunitarios de los que disfrutan sus vecinos mientras su consistorio vive en la inopia. Tal vez el alcalde sospecha ya que sus conciudadanos prefieran el gobierno del demonio al del cacique.

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