Salud global

Feliz 75º aniversario, OMS

Necesitamos una institución internacional, neutral y con una financiación alejada de las presiones políticas y comerciales

feliz web

feliz web / LEONARD BEARD

Joan Guix

Joan Guix

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El 7 de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra los 75 años de su fundación. Para conmemorarlo han creado una web en la que describen lo que, según la OMS, son los '7 + 5 logros de la OMS': la salud para todos como máximo objetivo; la disminución de la carga mortal de las enfermedades, con la erradicación de la viruela y el avance en la erradicación de la poliomielitis y la dracunculosis, dos enfermedades con una alta mortalidad; la mejora de la protección de la población frente a las pandemias; la intervención de la organización en situaciones de conflicto bélico; en el establecimiento de políticas y orientaciones en lo que se refiere al cuidado de la salud; en las políticas y campañas de vacunación –especialmente en países en desarrollo– y en la lucha contra el cambio climático.

Los 'más 5' son: salvar la vida de madres y niños con mejoras en la atención a embarazos y prevención de enfermedades las infantiles mediante vacunas o una mejor alimentación; cuidar a quienes nos proporcionan cuidados, con la potenciación de los profesionales sanitarios; trabajar contra las enfermedades no transmisibles y por la salud mental; haciendo frente a las resistencias a los antimicrobianos, y todo ello basándose en la ciencia y la innovación.

Un buen balance. Buenos logros. Buenas perspectivas.

Pero no es del todo real. Puede ser algo demasiado triunfalista.

Cuando la OMS fue creada en 1948 como agencia especializada de la ONU con la finalidad, según su Constitución, de "construir un futuro mejor y más saludable para las personas de todo el mundo" y "alcanzar para todos los pueblos el grado máximo de salud, definida como un estado de completo bienestar físico, mental y social", y se configuró como "la autoridad directiva y coordinadora de la acción sanitaria en el sistema de Naciones Unidas. Es la organización responsable de ejercer una función de liderazgo en los asuntos sanitarios mundiales, configurar la agenda de las investigaciones en salud, establecer normas, articular opciones de política basadas en la evidencia, apoyar técnico a los países y vigilar las tendencias sanitarias mundiales".

Ideal, pero irreal en el momento actual.

La OMS, como la ONU, nació en un mundo multilateral, muy distinto al actual.

Ciertamente, durante la primera mitad de su existencia la OMS logró en general buenos resultados. La erradicación de la viruela fue un ejemplo. Y se siguen logrando metas y trabajando.

Es un hecho que, actualmente, la OMS está cuestionada. Se ha vuelto rígida, burocratizada, politizada y no está fuera de sospechas de ser demasiado sensible a determinadas presiones de la industria farmacéutica y sanitaria. Ya no es lo que fue y lo que quisiéramos que fuera. Recordemos que la OMS no tiene capacidad legislativa ni sancionadora, y está a merced de la financiación de los diversos estados miembros, que no renuncian a sus propios intereses y políticas, como se ha evidenciado sobradamente en la última y todavía vigente pandemia del covid 19. La OMS no puede ir más allá de donde sus estados miembros quieran o puedan ir.

Pero la realidad es tozuda. Las principales amenazas para la salud de la humanidad, como el cambio climático, la globalización y, por encima de todo, la pobreza y las desigualdades, son fenómenos globales y requieren soluciones globales. Ya sabéis: pensar globalmente, actuar localmente.

Necesitamos una institución capaz de cumplir lo que decía la declaración fundacional de hace 75 años: liderar, coordinar, ser la autoridad internacional. Cuando un estado actúa asincrónicamente con el resto de estados, en cuanto a la salud, no solo perjudica a sus ciudadanos, sino que perjudica al resto de mundo.

Necesitamos una institución internacional, neutral, con una financiación alejada de las presiones políticas y comerciales, con capacidad legislativa y sancionadora, con un liderazgo real y con capacidad de coordinación.

No tengo claro que la OMS, al igual que la ONU, sea la herramienta que necesitamos para el futuro, pero sí necesitamos una institución con sus características fundacionales. Una reforma no es suficiente. Hay que desbrozar y construir de nuevo teniendo muy presente lo que ha fallado.

Nos jugamos la salud del mundo.

TEMAS