Candidata a la presidencia del Gobierno

Yolanda Díaz: entre el amor y el acero

Sus maneras de hacer política están marcadas por la placidez de las aguas de la ría y la frialdad del acero de los astilleros donde trabajaba su padre

Yolanda Díaz lanza su candidatura con la plataforma Sumar

Yolanda Díaz lanza su candidatura con la plataforma Sumar / THOMAS COEX/AFP

Andreu Claret

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Quienes conocen a Yolanda Díaz suelen decir que sus maneras de hacer política están marcadas por la placidez de las aguas de la ría y la frialdad del acero de los astilleros donde trabajaba su padre. En su presentación como candidata a la presidencia del Gobierno hizo gala de ambos atributos. Las palabras con las que desgranó su idea de España eran todo amor. Hasta extremos que pudieron sorprender a muchos. Así lo reflejaban los comentarios de algunos seguidores suyos que seguían el evento por 'streaming' y pedían más árnica y menos blandura. Ni una palabra sobre Podemos. La participación de Gioconda Belli contribuyó a ello, pues sabido es que la poesía nicaragüense no tiene rival en lo que se refiere a amansar las aguas. Quienes buscan en Díaz a una sucesora de Julio Anguita pierden el tiempo. El pulso que ha mantenido con ella su compañera de gobierno, Ione Belarra, daba para para una batalla de órdago, que hubiese hecho las delicias del quienes vaticinan, no sin cierta evidencia histórica, que la izquierda de la izquierda está condenada a librar sempiternas guerras fratricidas.

¿Y el acero de los astilleros? Apenas apuntó en el discurso, salvo en la advertencia de que las mujeres no son de nadie, ni admiten tutelas, en la que era inevitable no pensar en Pablo Iglesias. Sin embargo, el acto en sí constituyó una contundente respuesta a la pretensión de Podemos de liderar el espacio a la izquierda del PSOE. Díaz hizo de la duda una de sus virtudes, pero el mitin de lanzamiento de su candidatura fue todo lo contrario. Su decisión de tirar por la calle de en medio, aun sabiendo que abrirá la caja de. los truenos, era inevitable si no quería que su proyecto se diluyera en peleas de salón. En cuanto a las posibilidades de Sumar, solo el tiempo y las elecciones dirán si sus maneras de hacer recuperan y ensanchan el espacio que ha perdido Podemos. De su capacidad de transformar ideas en políticas dependerá que no pueda calificarse de populista un talante que choca con la cultura política vigente. 

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