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Inimputables
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
Albert Sáez
La verdad es que el clickbait no es una cosa solo de las redes sociales y de los jóvenes. Mientras los que solo miran a la política desde la política están entretenidos mirando a quién beneficia la moción de censura de Ramon Tamames, vivimos situaciones de auténtica emergencia social, más de naturaleza moral que económica. Cinco menores de edad están acusados de violar a una niña en Badalona. Grabaron el hecho en video y lo difundieron en el instituto. Lo vieron casi todos los alumnos. Y algunos padres. Pero lo denunció la familia de la menor que había callado hasta que su hermano vio las imágenes. No se qué aspecto resulta más repugnante. Si la agresión a cargo de menores, su exhibicionismo o la pasividad de padres y compañeros. Ahora sabemos que en el año 2022, un centenar de menores de edad estuvieron implicados en agresiones sexuales. Pero resultaron inimputables, palabreja que los profanos hemos aprendido esta semana.
Rápidamente, los ayatolás han pedido la modificación del Código Penal. Seguramente, algo hay que hacer. Los expertos destacan desde hace tiempo que la edad media de acceso al porno ha bajado con los móviles y que el consumo se ha intensificado. Desde la perspectiva conductista, tiene toda la lógica. Este tipo de conductas podría seguir un efecto imitación tras el consumo de porno por parte de menores. Pero las identidades también se construyen. No tiene el mismo efecto el porno en un individuo con criterio que en uno que no lo tiene. Y ahí ya empieza a jugar algo más que la conducta. El constructivismo considera que la personalidad es el resultado de una dialéctica entre la biografía y la biología. Si todo el modelo de sexualidad que reciben unos niños es el de la pornografia, pueden pasar cosas como estas. Si en su casa no se habla de sexo o se habla en términos pornográficos, se agrava la cosa. El porno, la literatura o las sectas escriben mejor si las mentes están en blanco. Los padres y las madres que no pueden o no quieren educar porque no tienen tiempo o porque se sienten desbordados por su falta de autoridad dejan libre el espacio que ocupa el primero que pasa, sea una cadena de televisión, una peli porno en el móvil, una secta o un cura sin escrúpulos.
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