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Inteligencia Artificial, nuevo contrato social y educación

Es el momento de volver a pedir valentía, imaginación y primar la vía de la reforma por la experimentación, aprovechando a fondo las oportunidades que ofrece la tecnología

La Inteligencia Artificial ha entrado en las aulas.

La Inteligencia Artificial ha entrado en las aulas. / Alexandra_Koch en Pixabay.

Salvador Carrasco Calvo

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En 2022 la UNESCO publicaba el informe 'Reimaginemos juntos nuestros futuros', que proponía un nuevo contrato social para “reconstruir las relaciones entre las personas y de las personas con el planeta y con la tecnología”.

El apartado educativo se enmarcaba en dos "principios fundacionales": el derecho a la educación a lo largo de la vida y su consideración como bien público y común. Se dice que “si solo nos dedicamos a reproducir y ampliar el modelo de desarrollo educativo actual no saldremos adelante, porque las dificultades y los retos derivan no solo de tener recursos y medios limitados, sino de cómo y por qué enseñamos y cómo organizamos el aprendizaje”.

El texto contempla cambios disruptivos con fenómenos como “el potencial transformador en las tecnologías digitales”, con la automatización y las transformaciones estructurales del mundo laboral, de la mano de la Inteligencia Artificial (IA).

Inteligencia Artificial y Educación

Debemos plantearnos cómo la tecnología en la educación puede asegurar acceso universal e igualdad de oportunidades. Recientemente está siendo noticia Chatbot GTP, que simula conversaciones humanas. Como señalaba David Hurtado, responsable de Innovación en Microsoft, "el problema de fondo es que el contenido ya no puede ser la medida del aprendizaje".

La IA viene a reafirmarnos en la convicción de la irreversibilidad del cambio en el modelo educativo. Aquí quisiera destacar la visión realista y crítica del sistema educativo que ofrece el excelente libro 'La nueva educación' (LID Ed. Empresarial, 2007) de Ferran Ruiz. Denuncia su estancamiento, pronosticando que no cambiaría al dictado de las leyes, ni por el incremento de la financiación (necesaria por otra parte), ni por la sola formación y profesionalidad del profesorado o por las apelaciones a la cultura del esfuerzo del alumnado. Hacen falta, decía el autor, "bocanadas de aire fresco (...), proyectos que demuestren que nuevos caminos son posibles (...) más allá de lazos ideológicos y concepciones propias de tiempos muy diferentes a los nuestros".

Es el momento de volver a pedir valentía, imaginación y primar la vía de la reforma por la experimentación, aprovechando a fondo las oportunidades de la IA.

El ocio educativo frente al nuevo contrato social

Organizaciones sociales, desde el ocio educativo, llaman a velar por la accesibilidad universal y el uso crítico y responsable de la tecnología; contra la desinformación y el discurso del odio; a la formación digital a lo largo de la vida; a educar a niños y jóvenes para su buen uso y aprovechar su potencial innovador ('Las organizaciones sociales en defensa de los derechos digitales'. Fundación Esplai/Fundesplai, 2022). Debemos sumar a la sociedad al mismo esfuerzo que esperamos y pedimos a la escuela.

Hay que visibilizar la aportación de esplais y organizaciones sociales, que hace años vienen trabajando en barrios de ciudades y pueblos, para que la tecnología esté al servicio de la comunidad y beneficie al conjunto de la ciudadanía.