Artículo de Joaquim Coll

El tripartito imposible

El pacto a tres en Catalunya no puede ser porque ERC y PSC están empatados, disienten de raíz en cómo ha de ser el futuro de Catalunya y rivalizan por la hegemonía

Pere Aragonès y Salvador Illa, asi han firmado los Presupuestos de Catalunya

Pere Aragonès y Salvador Illa, asi han firmado los Presupuestos de Catalunya / FERRAN NADEU

Joaquim Coll

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Hay que empezar diciendo que la experiencia del tripartito en Catalunya no fue mala, por lo menos desde el punto de vista de la obra de gobierno, de las cosas que se hicieron para mejorar la vida de los catalanes en educación, sanidad, transporte, barrios, planificación territorial, etc. Otra cosa es que centró demasiados esfuerzos en una reforma del Estatut que gran parte de la ciudadanía no veía necesaria y que acabó como el rosario de la Aurora. Pero el último 'president' que agotó una legislatura fue José Montilla y también la última vez que Catalunya tuvo un Gobierno de verdad. Después vino un duro ajuste presupuestario de la mano de Artur Mas con su pretencioso 'Govern dels millors', que primero lo pactó todo con el PP, y luego avanzó las elecciones para pilotar el infausto 'procés', que ha consumido una década larga. En comparación con el periodo 2012-2022, la etapa del tripartito fue un remanso de paz, orden y buen gobierno

Sin embargo, el tripartito no va a volver ni se le espera. El pacto entre PSC y ERC para los presupuestos es excepcional, fruto de la ruptura del bloque separatista y de la necesidad de Pere Aragonès por coger oxígeno para agotar la legislatura. Lo mejor para los intereses de Salvador Illa hubiera sido retirarse de la negociación a mediados de enero, pero la responsabilidad le ha pesado mucho. No hay duda de que para la ciudadanía no disponer de unos presupuestos de 41.000 millones hubiera sido una mala noticia. Además, el avance electoral que al PSC podría interesarle antes de las municipales no está en sus manos. La foto del acuerdo es buena para los socialistas porque han visualizado fuerza y capacidad negociadora. Otra cosa es que el más beneficiado sea Aragonès, que dispone de dos años para consolidarse como 'president'. A Illa le espera ahora la dura tarea de que el pacto no lo anule como alternativa de centroizquierda federalista, de visualizar que sigue haciendo oposición. Pero hoy el tripartito es imposible porque ERC y PSC están empatados, disienten de raíz en cómo ha de ser el futuro de Catalunya, y rivalizan por la hegemonía. 

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