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Albert Sáez

Director de EL PERIÓDICO

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La principal brecha

La edad condiciona hoy nuestro bienestar más que la etnia, la cultura o la clase social. Los políticos que se ocupen de ello están llamados a triunfar

Helen Mirren 'perrea' en un acto con estudiantes de Harvard.

Helen Mirren 'perrea' en un acto con estudiantes de Harvard.

Vivir en sociedad es administrar los conflictos. Y vivir en una sociedad democrática es hacerlo sin usar la violencia. Pero la manera de resolver los conflictos también depende de en qué términos se plantean. El pensamiento conservador tiene a organizarlos en torno a la identidad, ya sea cultural, étnica, religiosa o territorial. Lo acabamos de ver en la metedura de pata de Núñez Feijóo con el tema de Algeciras. Y lo vemos cada día en los aullidos de Vox. El pensamiento marxista tiende a organizarlos única y exclusivamente en términos de lucha de clases, propietarios contra asalariados, ricos contra pobres. Lo estamos viendo en la metedura de pata de Ione Belarra cargando contra los empresarios y lo vemos cada día en los aullidos de Pablo Iglesias desde las redes sociales.

Nuestra vida cotidiana registra otro tipo de conflictos. El vecino que pone la música muy alta. El niño que grita intempestivamente en la escalera. El perro que ladra por la noche. El precio que sube sin saber por qué. El salario que no sube desde hace años. La campana de la iglesia que suena de madrugada. Y no siempre entendemos que el origen de esos conflictos se corresponde al que nos proponen conservadores o marxistas. Hay vecinos que ponen la música alta y son agnósticos. Niños que gritan y son ingleses. Perros que ladran y no son de una raza especial. Precios que suben porque suben los salarios. Y salarios que no suben mientras suben los beneficios. Cuando las soluciones no se corresponden a nuestra visión de los problemas surgen las brechas que hay que intentar que no lleguen a ser irreconciliables. En este momento, la gran brecha es generacional. Las condiciones de vida son muy distintas si tienes entre 20 y 30 años que si tienes entre 60 y 70. Lo hemos visto en el tema del perreo en las discotecas. O en el del futbolista Dani Alves. Pero el salario o el acceso a la vivienda también dependen de la edad que tienes. La edad condiciona hoy nuestro bienestar más que la etnia, la cultura o la clase social. Los políticos que se ocupen de ello, están llamados a triunfar. De momento, los periodistas ponemos el foco.

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