Artículo de Ana Bernal-Triviño

Sobre gurús económicos y el “apocalipsis”

Las amenazas de una posible dictadura o de una ruina económica nos han acompañado de forma intensa el último año. Y ojo a estos meses de elecciones

El presunto autor de los envíos de cartas bomba, escoltado por policías, ayer, en Miranda de Ebro

El presunto autor de los envíos de cartas bomba, escoltado por policías, ayer, en Miranda de Ebro / EFE/Santi Otero

Ana Bernal-Triviño

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“Que te vote Txapote, Sánchez, socialistas, genocidas, rojos de mierda, filoetarra, chupasangres, te mato a h*****, manipuladores”... Todo esto se escuchó en Televisión Española hace unos días cuando un reportero entrevistaba a una persona que aprovechó para lanzar su ira hacia el equipo de periodistas. Hubo insultos aún peores. También amenazas. 

En la misma semana, se detuvo en Burgos a un hombre jubilado por el envío de cartas bombas al presidente del Gobierno. Sin saber más detalles, los dos casos muestran métodos y formas alimentados por la desinformación y el odio. Las palabras que aquella persona lanzaba contra el cámara de TVE no eran nuevas para nuestros oídos. Lo peor es que nos hemos acostumbrado a escucharlas en declaraciones de políticos o incluso en el propio Congreso de los Diputados. 

Las amenazas de una posible dictadura o de una ruina económica nos han acompañado de forma intensa el último año. Y ojo a estos meses de elecciones. Los medios trasladan los mismos términos a las tertulias, con moderadores que confunden la libertad de expresión con la libertad de mentir. Trasladan estos ánimos a la población que vive, a veces, en una luz de gas que les lleva a decir en el CIS que su economía va bien, pero España muy mal. 

La polarización y las técnicas populistas de apelación a lo emocional afectan a la salud física y mental, dice una investigación publicada por la Asociación Estadounidense de Psicología. Explican que la consecuencia más directa es que la gente desconecta de la actualidad y participa menos en política. A la vez, escuchan programas donde reciben una luz de gas que hace tener reflexiones en el CIS como “mi economía va bien” pero “España va fatal”.

Sabemos que la economía española ha crecido un 5,5% en 2022. La cifra supera las previsiones del ejecutivo (4,4%), del FMI (5,2%) y del Banco de España (4,6%). A la vez, el Gobierno era aplaudido en el Foro de Davos por sus datos económicos y cerramos el año con menos inflación que otros países europeos. Y estos días no dejo de preguntarme dónde están esos gurús económicos que en 2022 vaticinaban casi un apocalipsis, en un clima de miedo. Recuerdo recibir mensajes de mi madre viendo programas de mañana, con titulares que le angustiaban. Hay un crecimiento lento, pero ni crisis ni recesión. 

En cualquier profesión donde se cometen errores, no te llaman más, menos en periodismo. En periodismo parece que si fallas, te premian. Y ahí siguen los gurús del apocalipsis con sus falsos estados de alarma. Lo que no suelen decir mucho es que, a pesar del crecimiento, la única verdad es el aumento de la desigualdad en todo nuestro entorno. Y que esa desigualdad tiene, de base, mucho que ver con el recorte de derechos y el empeoramiento de servicios públicos. Si esos gurús se centraran en alertar sobre esta gravedad, quizás tendríamos menos desmovilización, más conciencia y una situación mejor. Pero entonces estarían informando y se les acabaría el cuento del apocalipsis que tan rentable les resulta. 

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