Nuestro mundo es el mundo | Artículo de Joan Tapia

¿España va bien?

Sánchez presume de estadista europeo, pero los fallos jurídicos le restan credibilidad

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz / José Luis Roca

Joan Tapia

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El debate del martes en el Congreso sobre el tercer decreto de medidas anticrisis y las últimas cumbres europeas no fue igual de crispado que otras veces. El Gobierno lo tenía mejor porque en la votación solo hubo 7 votos en contra (Junts y CUP), 164 abstenciones, las de la derecha (PP, Vox y Cs) y ERC, y 175 a favor.

Pero se confirmó que en 2023 todo será en clave electoral. En parte es lógico, pero no es sano que -en el Gobierno y en la oposición- solo manden las elecciones. Simplificando, el mensaje del Gobierno, y aún más el de Patxi López, el portavoz socialista fue: “España, pese a las crisis, no solo va bien sino mejor”, que recuerda aquel “España va bien” de Aznar poco antes de su mayoría absoluta de 2000. Gran diferencia, las encuestas -salvo la del CIS- colocan ahora al PSOE por detrás del PP, que queda lejos de la mayoría. 

El mensaje de Cuca Gamarra, la portavoz del PP, fue el inverso: “España va mal, o peor, aunque con usted a los delincuentes, sexuales o separatistas, les va bien”. El martes hubo exageración y publicidad, cierto, pero es pecado venial frente al de crispación.

Sánchez esgrimió que en 2022 el PIB habrá crecido más del 5% y que las proyecciones del FMI dan para este año un crecimiento superior a la media europea. Que no hay ni el tan anunciado diluvio universal ni recesión. Que la coyuntura europea -todos los gobiernos adoptan gravosas medidas de protección a familias y empresas- le va a permitir subir las pensiones un 8%. Y que la cumbre de Barcelona con Macron, para firmar un tratado de amistad con Francia que equipara al franco-alemán del general De Gaulle y Adenauer de 1963, confirma que España cuenta en Europa. No solo por la “excepción ibérica” que ha hecho que la inflación el pasado diciembre, 5,7%, sea la menor de la UE. 

Es la foto en color. Pero Gamarra -Feijóo sigue pagando no ser diputado y no poder dar la réplica- prefirió el blanco y negro. La tan pregonada ley para proteger a la mujer del 'solo sí es sí' es un bodrio y está facilitando la salida de la cárcel de muchos condenados por delitos sexuales. Y como testigo de cargo del enroque de Sánchez en sus errores citó un cruel dictamen: “No cambiar esta ley es un caso de soberbia infantil”. Extraño que no dijera que la frase no es de ningún columnista de la derecha, sino de la exalcaldesa progresista de Madrid Manuela Carmena

El fracaso de la ley del ‘solo sí es sí’ indica que el presidente ha sacrificado el rigor de leyes relevantes a la conveniencia del pacto con Podemos que blinda a Irene Montero

¿Privilegió Sánchez la estabilidad del pacto con Podemos al mínimo rigor jurídico y al criterio político de su entonces vicepresidenta Carmen Calvo, líder de las feministas del PSOE? Y la incuria jurídica -o la supeditación a las exigencias de sus aliados- se acaba de ver también en la reforma del Código Penal. Sánchez dice -con bastante razón- que Catalunya se ha desinflamado y que el 'procés', no el independentismo, está muerto. Y cierto que no ayudaría en nada que ahora -cinco años después de 2017- tuvieran que entrar en prisión dirigentes de dos de los tres primeros partidos catalanes. 

Pero eso no justifica la incuria de enterrar la sedición y sustituirla por los “desórdenes públicos agravados” y cambiar la malversación de forma incompetente. Hasta el punto de que parece que no solo el Supremo (detrás del auto de Llarena está Marchena), sino también la fiscalía llegarán a conclusiones contrarias a las perseguidas. ¿Reformar el Código Penal, y aguantar el ataque de la intelectualidad conservadora, para nada? ¿Solo por no pasar por el túrmix jurídico las demandas de ERC?

Un Gobierno que no sabe cambiar leyes muy delicadas con criterios sólidos puede acabar pagando caros estos errores. 450.000 empleos generados en 2022 está bien, pero coleccionar fallos jurídicos por presiones políticas quita mucha credibilidad. 

Sánchez se ha asegurado acabar la legislatura -pocos lo creían hace tres años- pero el tiempo de descuento será duro. Ante las elecciones, sus aliados querrán más. Y mucho más. No permitirán que Sánchez presuma de estadista europeo y ellos queden de simples monaguillos. La abstención de ERC sobre el paquete económico y las críticas de Jaume Asens, el portavoz de los comunes en Madrid, por reunirse en Davos con los fondos buitre lo dejaron claro. ¿Es solo el daño colateral del divorcio de Collboni con Colau?

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