Artículo de Carme Borrell

La crisis del fentanilo y otros opioides

Es importante prevenir las crisis de opioides más allá de EEUU y Canadá. Tal y como ha ocurrido con el tabaco, la industria busca nuevos mercados a medida que se van implantando barreras en los países donde la crisis ha comenzado

Jeringuillas y material de consumo de droga en un solar de La Mina, en Sant Adrià de Besòs.

Jeringuillas y material de consumo de droga en un solar de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / MANU MITRU

Carme Borrell

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Estos días se ha comentado en este mismo periódico la problemática del fentanilo, una droga que es un opioide sintético hasta 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina. El uso del fentanilo, tanto obtenido de forma legal como medicamento contra el dolor como de forma ilegal, ha aumentado en Estados Unidos desde hace unos 10 años, causando muchas más muertes que la heroína. A pesar de que esta droga no ha causado una crisis en nuestro país, sí que se ha detectado un aumento de su consumo tanto de la prescrita como de la ilegal, a menudo adulterando otras drogas como la cocaína o la heroína.

Pero cabe señalar que esta crisis devastadora viene de más lejos, ya que EEUU y Canadá la sufren desde hace tres décadas. El periodista Patrick Radden Keefe describe de forma muy documentada en el libro 'El imperio del dolor' la crisis del OxyContin, un opioide sintético que fue aprobado en 1995 para el tratamiento del dolor crónico. La empresa que lo creó, Purdue Pharma, propiedad de la familia Sackler, obtuvo ganancias millonarias e hizo donaciones muy generosas a entidades de la ciencia para que su nombre constara en muchos emplazamientos públicos. Posteriormente, cuando se empezaron a producir millones de adictos a la droga y miles de muertes, tanto la empresa como un entramado de profesionales e instituciones (abogacía, funcionariado, profesionales sanitarios, políticos...) siguieron perpetuando esta desgracia.

Un informe publicado en la revista 'The Lancet' estima que entre los años 2020 y 2029 habrá 1.220.000 muertes por sobredosis de opioides en EEUU, si no se realizan intervenciones específicas, y hace una serie de recomendaciones:

  1. La crisis de los opioides de EEUU y Canadá ha sido una crisis regulatoria multisistema donde la industria farmacéutica ha influido y hecho de lobi a varios niveles para seguir manteniendo sus beneficios y, a menudo, la corrupción y las puertas giratorias entre las instituciones y la industria lo han exacerbado. Por tanto, es necesario reducir la influencia de la industria sobre los médicos que prescriben la droga, sobre las instituciones reguladoras (como las que aprueban los medicamentos) y sobre el poder político.
  2. Es necesario reconocer la naturaleza dual de los opioides como beneficio contra el dolor crónico pero al mismo tiempo como riesgo para la salud. Cuando se aprueban estos fármacos es importante tener en cuenta ambas cosas. También se deben tener tratamientos alternativos para el dolor crónico y realizar un control exhaustivo de las prescripciones médicas.
  3. Se debe implantar un sistema de atención a los trastornos por consumo de drogas dentro de los servicios de salud, que abarquen todos los aspectos necesarios (formación, reducción de daños, tratamientos adecuados, etc.). Por otra parte, las adicciones a drogas son una de las condiciones de salud más estigmatizadas, y por tanto es necesario que las políticas se dirijan a tratar a las personas consumidoras como ciudadanía de pleno derecho.
  4. Es necesario maximizar el beneficio y minimizar los efectos adversos de la implicación del sistema de justicia penal respecto a las personas adictas, como por ejemplo ofreciendo servicios de salud relacionados con la adicción durante y después del encarcelamiento.
  5. Hay que crear entornos saludables en todos los ámbitos para la prevención del consumo de drogas como los programas de prevención en las escuelas o en los barrios. Un ejemplo es el '1,2,3 Emoción' dirigido a menores del segundo ciclo de educación infantil de Barcelona.
  6. Se debe estimular la innovación en la respuesta a la adicción como, por ejemplo, las estrategias para interrumpir las transacciones ilegales del fentanilo ya que a menudo son difíciles de detectar entre la infinidad de productos que llegan de la China.
  7. Es importante prevenir las crisis de opioides más allá de EEUU y Canadá. Tal y como ha ocurrido con el tabaco, la industria busca nuevos mercados a medida que se van implantando barreras y controles en los países donde la crisis ha comenzado. En este sentido, es necesario controlar las exportaciones fraudulentas a otros países y al mismo tiempo asegurar que los países de menores ingresos pueden disponer de medicamentos contra el dolor.

Estas recomendaciones son útiles, no solo para la crisis de EEUU y Canadá, sino también por la posible extensión de la misma a nivel mundial.

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