Artículo de Rafael Vilasanjuan

La jugada del Mundial de Qatar

Enfrentado a sus vecinos de Arabia y Emiratos o Egipto, Qatar es el primer proveedor de gas licuado del mundo, por lo que la guerra de Ucrania le ha dado margen para relacionarse con los grandes

Vista general de la ceremonia inaugural de la Copa Mundial de la FIFA 2022 entre Qatar y Ecuador en el estadio Al Bayt de Al Khor, Qatar.

Vista general de la ceremonia inaugural de la Copa Mundial de la FIFA 2022 entre Qatar y Ecuador en el estadio Al Bayt de Al Khor, Qatar. / EFE/Ronald Wittek

Rafael Vilasanjuan

Rafael Vilasanjuan

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Se acabó el mundial más polémico, una jugada maestra de un minúsculo emirato de apenas tres millones de habitantes, de los cuales ni tan solo medio poseen la nacionalidad. Si en lo deportivo la FIFA considera que ha sido el mejor de la historia -una frase solemne que se viene repitiendo en este tipo de acontecimientos mundiales cuando acaban-, la trastienda política ha estado cargada de inconsistencias tales como intentar proyectar una imagen de modernidad, sin avanzar en los derechos sociales, mientras se sigue persiguiendo y encarcelando a las minorías y se gestiona con estructuras más propias de épocas feudales que las que vienen a mostrar sus edificios y estadios de vanguardia, construidos gracias al sufrimiento y en muchos casos manchados con la sangre de trabajadores esclavos. 

El futbol es espectáculo y negocio, la FIFA mira para otro lado en estos “otros” asuntos, lo mismo que las grandes corporaciones multinacionales interesadas en conseguir contratos de petróleo o infraestructuras en este país de recursos infinitos. Enfrentado a sus vecinos de Arabia y Emiratos o Egipto, Qatar es el primer proveedor de gas licuado del mundo, por lo que la guerra de Ucrania le ha dado margen para relacionarse con los grandes. Desde China a EEUU, pasando por Europa. El mundial era la jugada perfecta para acabar de conseguir salir del eje que le sitúa con aliados como Irán o Rusia. Pero la estrategia para vender su imagen, contratando a figuras del deporte o artistas, ha entrado también en el parlamento europeo, de la mano de políticos y un entramado de oenegés creadas como tapadera para recibir enormes subvenciones a cambio de ir limpiando la imagen desteñida de este emirato de formas vanguardistas y derechos medievales. La mayoría de estas mordidas en negro -pura corrupción-, salpican al parlamento y a la comisión. Por eso, aunque Qatar ha logrado sacar el mejor partido del mundial, con los focos apagados, la FIFA puede mirar otro lado, pero Europa, no. Aquí el partido no ha terminado.

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