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Autolesiones de adolescentes: un espejo social

Las autolesiones no suicidas entre los adolescentes y los jóvenes se han convertido en un problema de salud pública.

Las autolesiones no suicidas entre los adolescentes y los jóvenes se han convertido en un problema de salud pública. / David Castro

Albert Sáez

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La sección de Sociedad, bajo la batuta de Montse Baraza y Núria Marrón, lleva tiempo advirtiéndonos en el consejo de redacción sobre la gravedad del estado de la salud mental entre los adolescentes y los jóvenes tras la pandemia. Solo esta semana han publicado que más del 20% de los jóvenes se han autolesionado en alguna ocasión o que casi el 9% de los alumnos de los institutos catalanes han barajado la idea de suicidarse. Ante la gravedad de la situación hemos abierto tres frentes informativos. El primero es entender las razones que provocan este grado de malestar en los jóvenes y adolescentes. Publicamos estos testimonios de personas que han pasado por estas situaciones para entenderlas. En segundo lugar, tratamos de ayudar a su entorno a detectar este tipo de problemas para que puedan actuar de manera preventiva. Esta guía para padres podría ser un ejemplo. Y en tercer lugar nos proponemos monitorizar si los recursos que las administraciones dedican a este tema son suficientes, y sobre todo, adecuados. Recogemos hoy el lamento de los profesores de FP sobre la falta de atención psicológica especializada en estos centros. Este asunto nos parece importante y no solo impactante.

El filósofo Michel Foucault definió a mediados del siglo pasado el papel que juega la enfermedad mental en el control social de los individuos. La locura, decía, es una forma de imposición de la voluntad colectiva sobre el libre albedrío de los individuos. Es una frivolidad atribuir este brote de mala salud mental a la falta de recursos para atenderla. Es simplista afirmar que todo es consecuencia de una manera de entender el capitalismo poco inclusiva. Y es injusto atribuir el problema solo a la falta de coraje de quienes lo sufren. En una cosa Foucault tenía toda la razón: la salud mental nos retrata como sociedad. La foto que nos sale de nuestros adolescentes merece que en algún momento todos revisemos nuestros comportamientos: las administraciones cuando invierten en lo vistoso en lugar de en lo fundamental, los padres cuando somos exigentes en las expectativas y sobreprotectores en los comportamientos, los profesores cuando cargan sobre las espaldas de sus alumnos la responsabilidad de cambiar el mundo, las empresas que quieren vender a cualquier precio. La salud mental de los adolescentes es la nuestra.  

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