Tecnológicas: se puede hacer mejor, seguro

Algunas de las compañías que subieron como la espuma durante el periodo álgido de la pandemia, como Peloton, Hopin o Lido Learning, fueron noticia hace pocos meses por sus despidos masivos e incluso por el cierre parcial o total de sus operaciones. Hoy se le añaden los 11.000 despidos de Meta, los 4.500 de Getir o los 3.700 de Twitter, todas ellas empresas más conocidas que copan titulares. Los expertos vaticinan que en todo el sector tecnológico se perderán 100.000 empleos en este año que estamos por cerrar. 

Con sus exclusivas bicicletas estáticas de 2.000 euros, Peloton logró alcanzar una valoración de 52.000 millones a principios de 2021. Hoy, sus acciones han perdido un valor considerable. ¿Error de cálculo, ante lo que para algunos prometía ser el fin del contacto -físico- humano? La clave estará en saber si sus inversores estarán dispuestos a pedalear en una carrera en la que hay más montaña que contrarreloj.  

Hopin, que llegó a ser considerada en julio de 2021 como la 'startup' de mayor crecimiento del mundo, ha anunciado, justo un año después, su segundo recorte que afecta al 29% de la plantilla. Se había convertido en el ganador de la organización de conferencias para las principales compañías y eventos corporativos, llegando a conseguir una valoración de 7,8 billones de dólares. El regreso a la presencialidad complica su recuperación. El reto para Hopin, y otras similares, será encontrar un producto que probablemente tendrá que ser híbrido y no solo digital.   

Un tercer ejemplo, Lido Learning, 'ed-tech' india, empresa fundada en 2019 que llegó a levantar 20 millones de dólares de inversión en tan solo dos años ha comunicado una importante reducción de plantilla. La educación 'online' fue uno de los verticales que más inversión capturó durante la pandemia. La vuelta a clase ha significado un descenso muy pronunciado de sus usuarios. Y ahora nos preguntamos: ¿serán capaces de reorientar la compañía dedicando el mismo tiempo al negocio que, en su día, a la captación de fondos?  

¿Es Peloton una empresa de deporte, Hopin una de eventos o Lido Learning, un 'player' educativo? Seguramente no. Son tecnológicas altamente inyectadas de capital con propuestas de alto valor a precio que, cuando sumamos su coste de operaciones y su elevada inversión de marketing, no son capaces de cubrir gastos y mucho menos de obtener los beneficios esperados por parte de ese capital riesgo que espera retorno elevado. 

La incorporación masiva de empleados, en su momento y los ajustes actuales son parte del reto de un directivo en un mundo cada vez más volátil e impredecible. Sin embargo, ha llegado el momento de cuestionar cómo se hace tanto fichaje absolutamente desproporcionado de personas, que en ocasiones dejan otros proyectos para entrar en estas promesas infundadas, y a la vez cómo se asume la manera en la que se producen las salidas. Lamentablemente, los últimos casos de empresas tan conocidas como Meta o Twitter, entre otros, no siguen un modelo ni mucho menos ejemplar, en un momento en el que la sostenibilidad y el impacto positivo deberían ser una prioridad en la agenda directiva. La sostenibilidad va más allá del impacto de nuestra huella de carbono, va del planeta -por supuesto- pero también de las personas.

El cóctel de la 'gran renuncia' -personas que dejan sus puestos por agotamiento-, la renuncia silenciosa ('quiet quiting') -que abandonan su trabajo sin dar mayor explicación- y ahora la salida forzosa -personas que son expulsadas de la noche a la mañana sin mayor explicación- nos deberían hacer reflexionar sobre cómo estamos gestionando el talento. Lo último ha sido la dimisión masiva de cientos de empleados de Twitter que no aceptan la nueva cultura corporativa de Elon Musk. Se puede y se debe hacer mejor. Seguro.