APUNTE

Calentando motores

Messi  durante el entrenamiento con la selección argentina en Abu Dhabi.

Messi durante el entrenamiento con la selección argentina en Abu Dhabi. / REUTERS/Amr Alfiky

Jordi Puntí

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En una final Argentina-España, ¿quién te gustaría que gane? Me lo pregunta un amigo, con ganas de provocar, aunque él ya sabe mi respuesta: Messi. ¿Y en una final a España-Holanda? Cruyff. ¿Y en una final a España-Alemania? Busquets, Pedri, Alba, Gavi, Ansu... Basta, dejémoslo. Sin instinto patriótico que nos guíe, mi amigo y yo nos agarramos a las emociones y recuerdos para elegir favoritos, pero en realidad sólo buscamos excusas para calentar motores de cara al Mundial inminente. La inauguración es este domingo con un partido soso (Qatar-Ecuador) y, de hecho, antes de que empiece a rodar el balón, todo resulta indigno. 

Hace años que los aficionados nos entregamos a malabarismos varios para disfrutar del fútbol y al mismo tiempo mantener un espíritu crítico ante los excesos y las cifras escandalosas, pero esta vez la FIFA ha ido demasiado lejos. Estos días leemos reportajes que describen los abusos que Qatar ha cometido para pagarse el capricho de tener un Mundial, además se blanquea así un país clasista, donde los derechos humanos no importan y la vida de las mujeres se rige por la sharía, entre otros abusos antidemocráticos.

Los aficionados más concienciados tienen la opción de boicotear radicalmente el Mundial y no ver ni un minuto, pero también se puede disfrutar del espectáculo sin renunciar a la reprobación. La duda nos humaniza y, entre el poderoso y el débil, simpatía siempre por el más débil. En el ensayo En qué pensamos cuando pensamos en fútbol, el filósofo Simon Critchley se pregunta: “¿Se puede solucionar el conflicto entre el carácter asociativo y socialista de la forma futbolística y el capitalismo rampante de su contenido?”.

El Mundial de Qatar será la manifestación extrema de un capitalismo tardío, incluso de su decadencia, pero al mismo tiempo es el reflejo de "la verdad y la falsedad presentadas de forma simultánea". Y contra la perversión del dinero, Critchley recuerda una frase de Johan Cruyff: “¿Por qué razón un equipo pequeño no puede ganar a uno más rico? Jamás he visto a una saca de dinero marcando un gol”. Que empiece el espectáculo, en el partido inaugural yo voy con Ecuador.

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