Gárgolas | Artículo de Josep Maria Fonalleras

Tiempos de ficción y de política en EEUU

Mientras me miraba 'The Good Fight' y pensaba que habían ido demasiado lejos en las hipótesis distópicas, tuve noticia del atentado contra el marido de Nacy Pelosi. Y pensé que no era tan lejana aquella tragedia

Nancy y Paul Pelosi

Nancy y Paul Pelosi / AFP / ANGELA WEISS

Josep Maria Fonalleras

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'The Good Fight' es una serie de la cadena CBS que ahora se puede ver en Movistar. Es la secuela de otra ficción llamada 'The Good Wife', que estaba centrada en las idas y venidas de un bufete de abogados. Los casos a resolver, los juicios, los pactos, y, claro, las relaciones sentimentales y personales de los protagonistas. Hasta aquí, nada nuevo. En 'The Good Wife' ya había apuntes políticos (uno de los personajes lo era y veíamos su carrera electoral para ser gobernador), pero no dejaba de ser una serie convencional, aunque con una excelente factura. The Good Fight', con más atrevimiento formal (son capaces de detener el desarrollo de la historia para contar con dibujos animados la composición del Tribunal Supremo, pongamos por caso, o el porqué del paro de la administración americana o el funcionamiento de las 'fake news' en las redes), está hecha a partir de una premisa esencial: el vínculo con el presente más inmediato. Más allá de las rencillas jurídicas y del siempre presente conflicto racial, en sus seis temporadas ha habido referencias constantes a la subida al poder de Trump, al covid, y, por supuesto, al asalto al Capitolio, de enero de 2021. La pareja de la protagonista principal, la demócrata Diane Lockhart, es miembro y asesor de la NRA, la Asociación Nacional del Rifle, y parece tener información suficiente – y privilegiada – sobre ese día funesto.

En la temporada actual, el planteamiento se acerca más a la política ficción. Desde la intervención de los papeles que Trump escondía en Mar-a-Lago, el conflicto ideológico se ha radicalizado. Los Proud Boys (y todo tipo de organizaciones de extrema derecha) se enfrentan a los Antifas en las calles de Chicago, justo debajo del despacho donde trabaja Lockhart. La violencia ya no es latente o hipotética, sino que deriva en una casi guerra civil. Hay atentados terroristas, muertes y suicidios, y la percepción es que el país naufraga. Ante esto, existen actitudes combativas o contemplativas, con el trasfondo de una tragedia nacional. Mientras me miraba la serie y pensaba que esta vez habían ido demasiado lejos en las hipótesis distópicas, tuve noticia del atentado contra el marido de Nacy Pelosi en su casa, un intento de asesinato que iba contra la presidenta de la Cámara de Representantes. Y pensé que no era tan lejana aquella tragedia. Y que, como siempre, son las ficciones las que nos informan del tiempo en el que vivimos.

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