El culito de Marilyn en la era del 'MeToo'
Aunque duela, ‘Blonde’ hace bien en reflejar violaciones que Monroe nunca denunció
Gemma Martínez
Directora adjunta de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA
Periodista
Blonde te revuelve por dentro hasta dejarte con un mal cuerpo difícil de olvidar. La película de Netflix, dirigida por Andrew Dominik y basada en el libro de Joyce Carol Oates, ficciona la vida privada de Marilyn Monroe y el alto precio que la actriz de Hollywood, fallecida con solo 36 años, pagó por la fama. Dominik desnuda y expone de forma cruda a una Norma Jeane agredida casi de principio a fin en una obra de 2h y 47 minutos.
«Virgen Santa. Qué culito tiene la criatura», dice en la obra el jefe de un casting al que Monroe, interpretada por Ana de Armas, se presenta después de haber sido agredida sexualmente por un productor de Hollywood que le da su primer papel. Lo dejaré ahí, sin dar más detalles que me convertirían en una spoiler. Pero sí es innegable que la cinta presenta a Marilyn como un trozo de carne que todos quieren probar. Centrarse en esta faceta y no en otras, como su salud mental, sus ganas de dejar Hollywood o sus inquietudes culturales, ha levantado en armas a una parte de la crítica. Bajo esta lupa, la película no ha hecho más que mostrar de forma sádica la explotación que Monroe sufrió en vida, incluida la sexual, perpetuando así sus mitos y clichés.
A pesar de que estos objetores de Blonde tengan parte de razón, la obra es imprescindible justo cuando se cumplen cinco años del nacimiento del 'MeToo'. Este movimiento de denuncia contra la agresión y el acoso sexual en el cine surgió en octubre de 2017 después de que The New York Times publicara varios artículos sobre las prácticas depredadoras del productor Harvey Weinstein. Las actrices que había contratado para sus películas a cambio de peajes sexuales dijeron basta y alzaron la voz hace media década. Contribuyeron así a que Weinstein fuera condenado a 23 años de cárcel que hoy aún cumple. Como él, otros poderosos fueron desenmascarados por un movimiento al que siempre habrá que dar gracias.
Quizá si el MeToo hubiera existido en la era Monroe, ella y su culito se habrían salvado de sus acosadores. Joyce Carol Oates dijo ayer que «para Norma Jeane no había posibilidad de denunciar. Nadie habría creído a una estrella joven y la habrían expulsado de Hollywood». Al menos Blonde expone ahora la violación, “aunque sea 50 o 60 años después” y te remueve por dentro.
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