Ágora

La jornada intensiva en la escuela, una oportunidad para el desarrollo de competencias durante el ocio

Este curso puede convertirse en una oportunidad. Una ocasión para evidenciar el valor formativo de las actividades de ocio educativo y el impacto positivo que tienen en los procesos de aprendizaje de niños y jóvenes

Un grupo de alumnos realizan una actividad extraescolar, en un colegio de Barcelona.

Un grupo de alumnos realizan una actividad extraescolar, en un colegio de Barcelona. / Elisenda Pons

Txus Morata

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Con el inicio de la escuela arrancan también las actividades de ocio educativo fuera del horario lectivo para niños, adolescentes y jóvenes, que suponen un universo educativo y de desarrollo integral y que favorecen, de la mano de la escuela, el crecimiento de tantos niños y adolescentes de nuestras ciudades y pueblos.

En los meses previos al inicio de curso y durante septiembre se ha hablado mucho, del ocio. El Departament d'Educació ha apostado por una programación de ocio gratuita y de carácter universal, dirigida a todos los niños de infantil y primaria en horario de tarde, para garantizar el horario de permanencia en los centros y hacerlo compatible con la jornada intensiva impartida por los docentes. Y es que este curso escolar, más allá de debates políticos o técnicos, puede convertirse en una oportunidad. Una nueva ocasión para evidenciar el valor formativo de las actividades de ocio educativo y el impacto positivo que tienen en los procesos de aprendizaje de niños y jóvenes y en el desarrollo de competencias educativas y sociales.

Competencias lingüísticas, matemáticas o relacionales, que potencian la mejora del rendimiento académico y escolar; pero, también, competencias sociales como la iniciativa, la flexibilidad o la creatividad, muy útiles para la integración y el desarrollo cívico de los niños. Sin olvidar el trabajo en valores que desarrollan estos programas de ocio fuera del horario escolar, clave para el aprendizaje de la convivencia en comunidad y para participar e implicarse con el entorno. Un proyecto, además, que permitirá a niños de familias vulnerables disfrutar de estas actividades, posibilitando así un acceso igualitario a oportunidades educativas para todos los niños.

Un pilar clave para que estas actividades tengan un componente educativo, desde la perspectiva del desarrollo de competencias, es el equipo que hay detrás. Para que el engranaje funcione es indispensable la motivación y el compromiso de monitores y monitoras y educadores y educadoras especializados y formados en pedagogía, psicología o análisis social, pero también con capacidad de aplicar estrategias y metodologías de carácter lúdico y para el fomento de la creatividad. Por otro lado, avanzar en la calidad pedagógica de las actividades de ocio educativo requiere también, cada vez más, de formaciones especializadas y de espacios de reflexión donde compartir orientaciones, metodologías, buenas prácticas y retos.

Con el nuevo proyecto de tardes de ocio pedagógico en las escuelas el ocio ha llenado páginas de diarios y minutos de informativos. Ahora es imprescindible andar hacia el reconocimiento real de la educación en el ocio y su consideración como agente pedagógico clave, al mismo nivel que el resto de estamentos educativos. Solo así podremos trabajar para eliminar las desigualdades en el ámbito educativo y ofrecer las mismas oportunidades de desarrollo y promoción a todos los niños y jóvenes. Solo así conseguiremos que los adultos del futuro crezcan en una sociedad cívica, igualitaria y cohesionada.

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