Artículo de Eva Arderius

Postales de un verano caluroso en Barcelona

Hemos comprobado que el cambio climático ya está aquí, nos afecta a todos y nos cambia la vida. Tendremos que pensar en ello, también cuando remita el calor

Un grupo de turistas japoneses se pasean por las Ramblas ataviados de paraguas para hacer frente al sol, el pasado día 12.

Un grupo de turistas japoneses se pasean por las Ramblas ataviados de paraguas para hacer frente al sol, el pasado día 12. / Manu Mitru

Eva Arderius

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1-La Barcelona sin barceloneses. Ha habido un éxodo masivo. Los que pueden han huido de la ciudad. El verano no le sienta bien a Barcelona, no es su mejor momento. Se tensiona, se ensucia, se calienta, suben los decibelios. En las entradas de la ciudad, estos días, se tendría que haber puesto el cartel de “dejen salir, antes de entrar”.

2-Turistas a paso de tortuga. Han salido unos cuantos barceloneses pero ha entrado un buen puñado de visitantes. Ya no estamos acostumbrados. Más de uno habrá lanzado una mala mirada a los turistas que consultan despistados Google Maps en medio de la calle o a los que caminan a paso de tortuga por paseo de Gràcia, donde, por cierto, hay colas en las tiendas de lujo (pensaba que el lujo era no tener que esperar). Las aceras del paseo de Gràcia y de otras grandes calles de Barcelona deberían tener tres carriles: uno para caminar, otro para pasear y otro para adelantar. 

3-El taxi, el más buscado de la ciudad. Estos días cuesta encontrar uno. Tienen mucho trabajo. Algunos dicen que es por las obras de verano, que les alargan los trayectos, otros porque están recogiendo cruceristas en el Puerto, todos tienen su teoría. El caso es que una de las imágenes de este verano es la de los porteros de los hoteles buscando desesperadamente en el horizonte una luz verde. Personas esperando en las esquinas y, lo más preocupante, gente mayor y enfermos a la salida del CAP de Manso o del Hospital del Mar, a pleno sol, en paradas vacías. Un servicio público no puede desatender sitios como estos.

4-Noches de insomnio. Este año dormir en Barcelona es misión imposible. Me temo que tener aire acondicionado será imprescindible en un futuro muy cercano y esto lo empeora todo. Estas noches tórridas obligan a escoger: ¿calor o ruido? ¿calor o mosquitos y otros insectos innombrables que ahora también vuelan?

5-Mal humor. No dormir, no encontrar taxi, chocar con los turistas, sufrir el ruido, tener la sensación de que tu ciudad deja de ser tuya por unos meses...ver en Instagram paisajes paradisíacos que disfrutan otros mientras tú caminas por el asfalto incandescente. Y el calor, que cansa, que chafa, irrita y pone de mal humor, de muy mal humor.

6-Los que no se pueden ir. Lo que pone de muy mal humor es no poder escapar. Uno de cada tres barceloneses no se va de vacaciones según el barómetro municipal, la mayoría por motivos económicos (qué suerte tener la Fundació Pare Manel y el Casal dels Infants, que se llevan fuera a niños de familias vulnerables). Otros vecinos se quedan porque cuidan de alguien o porque están solos. La soledad. Esa pandemia silenciosa e invisible y que estos meses se recrudece. Parece que en verano todo el mundo tiene que ser feliz y estar de vacaciones, descubrir que no se está entre los escogidos duele.

7-Barrios como pueblos. Por suerte, Barcelona tiene una red muy potente. La red vecinal que ayuda también a quien pasa el agosto en la ciudad. En Can Peguera han puesto piscinas hinchables en la calle. Es uno de los barrios donde se sacan las sillas a la puerta. Los vecinos charlan, los niños se refrescan y el verano se hace menos caluroso y más soportable.

8-Ratas. En uno de los vídeos que ha circulado más por redes estos días se ven ratas en plaza de Catalunya. Para los críticos con el Ayuntamiento son un símbolo de la suciedad y de la mala gestión del Gobierno municipal. En septiembre empezamos un curso electoral. Veremos si las ratas seguirán teniendo protagonismo en campaña, apuesto a que sí...

9-La inseguridad más preocupante. La que no permite a las chicas salir de fiesta y disfrutar con tranquilidad. Hasta ahora, el momento de más riesgo era el de volver a casa (este verano en Barcelona se han creado caminos seguros para evitar agresiones sexuales) pero, ahora, con los pinchazos dentro de las discotecas que han denunciado algunas personas se demuestra que tampoco se puede estar segura dentro de un local. Insoportable.

10-Escaparates a oscuras. Viene un invierno complicado. Hay que ahorrar energía, quizás sí que haya que revisar la iluminación publica de algunas calles porque los edificios y las tiendas apagarán las luces a las diez. Si hay luz hay más sensación de seguridad, para los transeúntes y para los que viven en la calle. Pero no hay alternativa. Este verano hemos comprobado que el cambio climático ya está aquí, nos afecta a todos y nos cambia la vida. Tendremos que pensar en ello, también cuando remita el calor. Cojamos aire e intentemos descansar estos días, el curso que viene no será fácil para nadie. ¡Feliz verano!

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