Artículo de Joan Roca Sagarra

Diversidad

El hecho de que el mundo empresarial sea empujado normativamente a ganar en diversidad e igualdad de género en sus órganos corporativos debería venir acompañado del ejemplo por parte de las instituciones públicas

CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL.

CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL.

Joan Roca Sagarra

Joan Roca Sagarra

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Me comentaba recientemente un buen amigo que estaba muy contento porque había logrado la paridad de género en la composición del consejo en su empresa. Solo se puede compartir la satisfacción y animar a seguir luchando por la consecución de este objetivo en los estamentos de todas las empresas y administraciones, pero la pregunta que me vino a la cabeza –una vez supe el nombre de la nueva consejera– fue: “Pero todos los consejeros proceden de la misma universidad y coincidieron contigo, ¿verdad?”

La igualdad no significa necesariamente diversidad. Y es momento de avanzar hacia la diversidad en los orígenes, en la formación y procedencia educativa, en la visión sobre el contexto político-económico que marca la agenda de ese consejo. ¿Qué diversidad se consigue en un órgano corporativo que respete la igualdad de género escrupulosamente, si todos sus miembros proceden del mismo barrio de la ciudad, han estudiado en el mismo instituto y han cursado igual carrera universitaria en la misma facultad?

En mi anterior artículo subrayaba, respecto a la necesaria sostenibilidad en el crecimiento, que no es necesario esperar para emprender la acción en el marco de la agenda de los objetivos de desarrollo sostenible. Y repasaba los principios ASG (o, en el acrónimo inglés, ESG), centrándome en el primer ámbito, el ambiental (o ‘environmental’, siguiendo el acrónimo ESG). No hace falta esperar a una ola de calor para tomar conciencia de la necesaria acción ante el cambio climático. Ni tampoco en lo relativo al ámbito social, la segunda letra del acrónimo.

La diversidad no puede permanecer en el ámbito de la igualdad de género: se trata de ganar pluralidad y visión en el análisis de las decisiones que se planteen. Porque la diversidad, entendida como la pluralidad de creencias, como la pluralidad en los orígenes sociales-políticos-económicos, o como la pluralidad en la diferente formación académica y profesional, es garantía de que la diversidad (y no solo la igualdad de género) debe permitirnos ganar nuevas esferas de inclusión y nuevas políticas, más innovadoras, que ayudarán a la diversificación del objeto de la compañía o institución, consiguiendo finalmente que trascienda su propósito.

Y si esto se predica respecto de las empresas y su gobernanza corporativa, también habría que requerirlo de las administraciones: la pluralidad y diversidad de sus órganos permitiría trascender composiciones excesivamente polarizadas. Desde las administraciones y las instituciones públicas es necesario predicar con el ejemplo de la diversidad como garantía de promover la igualdad y, en concreto, luchar contra la polarización existente.

Convendría que los gobiernos de las diferentes instituciones públicas no esperaran a encontrarse en situaciones de emergencia (por ejemplo, la caducidad de los cargos a renovar), y empezar ahora a promover la diversidad que permita mejorar el debate y el intercambio de ideas, obteniendo así una verdadera pluralidad de soluciones en cada momento. Impulsar los principios de desarrollo sostenible en el ámbito social y promover que sean adoptados por el sector empresarial no casa bien con que no se llegue a pactos que permitan la renovación de consejos o comisiones de instituciones públicas desde la pluralidad y la diversidad.

El hecho de que el mundo empresarial sea empujado normativamente a ganar en diversidad e igualdad de género en sus órganos corporativos debería venir acompañado del ejemplo por parte de las instituciones públicas. Desde la composición de órganos corporativos de organismos tan relevantes como el Consejo General del Poder Judicial o el Tribunal Constitucional hasta la diversidad en instituciones del gobierno local. La nueva normativa sobre igualdad de género y el requerimiento de mayor diversidad en los órganos corporativos de las empresas debería ser asumida por parte de las propias administraciones, que deberían superar antes que nadie la normativa vigente, y –con el objetivo de una diversidad real- superar la polarización a partir de acuerdos y pactos que fijen no solo la igualdad de género sino también la pluralidad y diversidad en los orígenes, formación y procedencia.

Suscríbete para seguir leyendo