Artículo de Sònia Guerra

No hay paz para las mujeres

Las olas de solidaridad desplegadas en la frontera para salvar a los y las ucranianas, se ensombrecían con autocares de villanos que captaban a niñas, adolescentes y jóvenes para esclavizarlas como prostitutas en Alemania y en otros países europeos

Las bajas de Ucrania aumentan mientras la guerra se encarniza en Donbás

Las bajas de Ucrania aumentan mientras la guerra se encarniza en Donbás / Orlando Barría

Sònia Guerra

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El pasado domingo fue el Día Internacional por la eliminación de la violencia sexual en los conflictos. El circunstancial es espacial, pero también podría ser temporal. Intemporal y omnipresente. Eso es lo que es el sistema patriarcal para las mujeres. Un sistema opresor presente en todos los tiempos, en todos los lugares, contra todas las mujeres. Todas. Incluso contra las que niegan su existencia. 

En España se denuncia una violación cada 5 horas. Solo denuncian el 25% de las mujeres violadas. Un informe de la Unión Europea publicado recientemente, revela que el 18% de las mujeres europeas había sufrido violencia sexual el año previo a la realización de la encuesta, y que “el 83% de las mujeres entre 16 y 29 años reconocen evitar algunos lugares, calles o estar a solas con personas que no conocen por miedo a ser asaltadas o acosadas física o sexualmente”. Seguramente algún lector en estos momentos estará pensando que el 18% no es tanto… que no pasa nada… Hemos normalizado la violencia machista que sufrimos las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. 

No todas las mujeres declaran la violencia que sufren. No todas la denuncian. Y eso sucede en países en contexto de paz. Si es que podemos hablar de paz cuando la mitad de la sociedad vive amenazada y sometida por la violencia. 

El terror, se intensifica, sin duda, en los conflictos bélicos. Las mujeres son conscientes de su situación. Son conocedoras que sus cuerpos son botines de guerra. Los hombres también. Son ellos los que han decidido históricamente utilizar la violación de mujeres y niñas como una estrategia de guerra. Una estrategia consentida por los bandos en conflicto. En Ucrania, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, han recibido 124 informes de presuntos actos de violencia sexual relacionada con el conflicto. El 78% son mujeres y niñas. La Federación Internacional de Planificación de la Familia ha enviado a Ucrania 2.880 píldoras del día después para evitar embarazos no deseados. A día de hoy desconocemos cómo se evita la humillación, el ultraje, el dolor, el desgarro y la pena.

Pero la violencia sexual que sufren las mujeres y niñas no se limita, como veíamos anteriormente, a los conflictos bélicos. El pacto entre villanos que perpetua el sistema patriarcal permite que las mujeres continúen siendo violadas por las fuerzas de paz que se despliegan para pacificar la zona. También raptadas y esclavizadas por los que en principio tienen que salvaguardar sus vidas. Hace unas semanas lo veíamos también en Ucrania. Las olas de solidaridad desplegadas en la frontera para salvar a los y las ucranianas, se ensombrecían con autocares de villanos que captaban a niñas, adolescentes y jóvenes para esclavizarlas como prostitutas en Alemania y en otros países europeos. 

Villano Putin, villanos los raptores, y villanos ellos, los puteros. Villanos todos los que atisban libertad en la opresión. Villanos aquellos que no dejan que haya paz para las mujeres.