Pros y contras | Artículo de Josep Maria Fonalleras

Springsteen y el catalán desde un escaño del Parlament

La ley del catalán es una combinación de música (la necesidad de mantener el uso de la lengua) y letra (los equilibrios entre porcentajes, vehiculación y currículo). Parece que un diputado de Vox estaba más interesado en otra música y otras letras

El diputado de Vox, Antonio Gallego, consultando entradas para un concierto de Bruce Springsteen

El diputado de Vox, Antonio Gallego, consultando entradas para un concierto de Bruce Springsteen / El Periódico

Josep Maria Fonalleras

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El adjetivo que utilizamos para denotar una singularidad, algo excepcional (histórico), no concuerda con lo ocurrido el miércoles. En Catalunya, hubo dos hitos importantes, sí, pero recurrentes. En el Parlament, un nuevo intento de evitar que la lengua sea un campo de batalla (y, por tanto, al final, un campo baldío, desolado) con la aprobación de la ley del catalán. En la calle (o en las oficinas, en los bares, desde el despacho de casa, en un barco atracado en el puerto o en un tren de cercanías), el gentío que quería adquirir una entrada para el enésimo concierto de Bruce Springsteen en Barcelona. Ya hemos perdido la cuenta de los maratonianos espectáculos del cantante. Colas digitales y minutos interminables de espera hasta que se agotan las localidades.

Nada nuevo bajo el sol. Más lengua y más Springsteen. Un diputado de Vox, sin embargo, decidió juntarlos y trató de comprar entradas desde su escaño, en el noble hemiciclo de la Ciutadella. La ley del catalán es una combinación de música (la necesidad de mantener el uso normal de la lengua) y letra (los equilibrios entre los porcentajes, la vehiculación y el currículo). Parece que el diputado estaba más interesado en otra música y otras letras.

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