Opinión | QUEMAR DESPUÉS DE LEER

Laura Fernández

Laura Fernández

Escritora y periodista

Vuelve Douglas Adams, por Laura Fernández

Anagrama acaba de fundar la Biblioteca Galáctica, con la que recupera la obra de esa ‘rara avis’ con un solo discípulo que fue el autor de ‘La guía del autoestopista galáctico’ y devuelve a sus lectores la esperanza de que al fin vea la luz su última pieza, aún inédita

Vuelve Douglas Adams

Vuelve Douglas Adams

En el Reino Unido, el humor, la comedia, tiene su propio premio literario. Lo patrocina un vino espumoso y lleva el nombre de un clásico de lo descacharrante: P. G. Wodehouse. En realidad el premio no se llama únicamente como el creador del ridículo Bertie Wooster y su fiel y listísimo mayordomo, Jeeves, sino que tiene un nombre de lo más retorcido y, claro, cómico. Se llama Bollinger Everyman Wodehouse Prize. Pero el nombre no es lo que importa. Lo que importa es que se falló por primera vez el año 2000, un año antes de que muriera, absurda y fulminantemente, Douglas Adams, el famosísimo autor de 'La guía del autoestopista galáctico', en un gimnasio de Montecito, California. Y que en su cuarta edición lo ganó su más aplicado y curioso discípulo: Jasper Fforde.

Jasper Fforde (Londres, 1961) es autor de una pequeña colección de novelas divertidísimas encabezada por las que protagoniza la detective literaria Thursday Next. Thursday Next es una treintañera capaz de colarse en los libros desde niña, capaz de intervenir en escenas míticas, y de cambiarlos para siempre. Vive en una Inglaterra en la que la literatura es prácticamente una religión. Hay bandas callejeras que defienden a los surrealistas, se cree que William Shakespeare no escribió ninguna de sus obras –y se discute sobre ello a nivel político–, y hay representaciones semanales de Ricardo III en las que el público participa como participa en los pases de 'The Rocky Horror Picture Show'. Los viajes en el tiempo existen, y cualquiera puede tener un dodo como mascota.

Humor omnipresente

Sí, en el mundo de Fforde, como en el de Adams, todo es posible, y el humor está por todas partes. "¡Por supuesto que he leído a Douglas Adams! Era genial. El radiodrama de 'La guía del autoestopista galáctico' –sí, la historia fue primero una historia radiofónica por capítulos– se estrenó justo cuando acabé el instituto. ¡Era tan imaginativo! Me encantaban los detalles. Las cosas que hacían que su mundo funcionara. Cosas como el pez de Babel. Yo he intentado seguir sus pasos en ese sentido, ¡crear todo tipo de cosas sin parar!", dijo en una ocasión el propio Fforde, al poco de publicar la primera aventura de Thursday Next, traducida aquí como 'El caso Jane Eyre' (Ediciones B). No fue con esa con la que ganó el famoso Wodehouse, sino con la tercera, 'El pozo de las tramas perdidas'.

Pero volvamos al pez de Babel y a seguir los pasos de Adams. El pez de Babel era el encantadoramente viscoso pez amarillento que los protagonistas de 'La guía del autoestopista galáctico' utilizaban como traductor para cualquier lengua de la galaxia, y eso incluía la aburrida lengua de los aburridos vogones. Fforde inventó para su universo algo parecido. El papel carbón traductor, también conocido como Rosettapapel. Un papel en el que no importa en la lengua en la que se escriba, siempre aparece en la lengua que el lector entiende. "Es el pez de Babel de la palabra escrita", dijo Fforde al respecto. Fforde ha seguido también los pasos de Adams en cuanto a ventas. Sus novelas son auténticos superventas ahí fuera.

Lo son tanto que las calles de Swindon, la ciudad real en la que ambienta las historias de Thursday Next, han empezado a llamarse como sus personajes. Y sin embargo sigue siendo, como lo fue Adams, una rara avis, un fenómeno inclasificable dentro de una tradición de ejemplares únicos, capaces de lanzar al mundo sátiras en las que Thor destruye aeropuertos de un mero puñetazo, enfadado ante el mostrador de su aerolínea (como Adams), o en las que una familia de conejos antropomórficos se convierte, en poco tiempo, en millones de conejos no bienvenidos en un Reino Unido postbrexit que nada que no sea lo viejo conocido soporta (en el caso de Fforde, y su última novela, 'The Constant Rabbit'). Lejos de la realidad desde el centro (más absurdo) de la misma.

Biblioteca Galáctica

La inauguración de una Biblioteca Galáctica para Adams en Anagrama, con nuevas portadas para cada título que imitan las originales (y fabulosas) de finales de los 70 y los 80, llega justo a tiempo para celebrar el Día de la Toalla –la toalla es indispensable para viajar por la galaxia en las novelas de Adams y, cada 25 de mayo, lectores de todo el mundo salen a la calle con una en recuerdo del genio de Cambridge–, y devuelve la esperanza de que llegue a publicarse en algún momento la colección de inéditos que se editó hace 20 años –justo en 2002– en un solo volumen, y que, además de escritos autobiográficos, incluye buena parte de una novela inédita que iba a llamarse, The Salmon of Doubt, ('El salmón de la duda'). Porque, ¿qué sería la Biblioteca Galáctica sin ella?

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