Conocidos y saludados | Artículo de Josep Cuní

A los pies del caballo

Como especialista en historia antigua siguió el consejo del legendario Sun Tzu en 'El arte de la guerra': es imposible conocer la situación del enemigo sin el espionaje

La directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, a su llegada a la comisión de secretos oficiales del Congreso, este 5 de mayo de 2022.

La directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, a su llegada a la comisión de secretos oficiales del Congreso, este 5 de mayo de 2022. / JOSÉ LUIS ROCA

Josep Cuní

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Entre los más de 200 kilos de papel que escribió Emilio Alonso Manglano para su propia memoria y conciencia mientras era director del CESID, hoy CNI, hay 18 agendas. En ellas anotó su día a día tal como lo vivió desde 1981 hasta 1999. Hay llamadas, contactos y datos relevantes de las múltiples citas de un militar detallista y minucioso convertido en actor y observador de un momento crucial en la historia reciente de España. Desde el final de la transición a todo el trayecto socialista de Felipe González. Escándalos incluidos. Junto a carpetas y cuadernos, el general acumuló vivencias como para llenar nueve contenedores negros de plástico de 50 litros de capacidad cada uno a copia de folios mecanografiados y cuartillas manuscritas. Se pueden leer desde las confidencias del Juan Carlos I a su falta de empatía con José María Aznar. Desde los momentos de gloria a los pantanosos de las escuchas ilegales que le llevaron a juicio, condena y absolución. Juan Fernández Miranda y Javier Chicote lo relatan en 'El jefe de los espías' (Roca Editorial, 2021).

Poco tiempo después de asumir el cargo, Manglano abrió la puerta de los servicios de inteligencia a las mujeres. Posibilidad que aprovechó Paz Esteban López (Madrid, 1958). 

Los primeros trabajos de la actual directora del CNI fueron informes sobre la OTAN para el referéndum de 1986. El que sirvió al socialismo para pasar del “de entrada no” a meterse de lleno en una Alianza Atlántica de la que llegó a ostentar la secretaría general en la persona de Javier Solana.

Y así, aquella licenciada en filosofía y letras que aspiraba a ser archivista se especializó en inteligencia exterior aunque nunca actuó como agente de campo. Seguramente porque no quería pasar por la experiencia de muchos compañeros y aún pocas compañeras que no podían contarle a nadie, ni siquiera a sus parejas, a qué dedicaban su tiempo libre, por qué viajaban tanto, cómo justificaban su sueldo y cuántas personalidades podían acumular en una sola. Lo narra Pilar Cernuda en 'No sabes nada de mí' (Esfera de los libros, 2019). Un recorrido por las vidas de las espías españolas que la periodista pudo investigar gracias a las facilidades dadas por Paz Esteban antes de acceder al máximo cargo reservado. El que estos días la ha puesto a los pies del caballo alado por escuchas desveladas como las que le costaron el prestigio al general Alonso Manglano. Con medios mucho más sofisticados, por supuesto, pero como entonces, para hacerse con detalles no siempre justificables. Los que han llevado al abogado Gonzalo Boye a presentar 19 demandas en las que expone que la información conseguida la recibía la empresa israelí que, tras vender el método, controlaba la acción, la descifraba y remitía a sus clientes lo descubierto. 

El 'president' Aragonès, por su parte, pide que se desclasifique su archivo después de que la señora Esteban admitiera el jueves que él sí que estaba en la recortada lista que el CNI espió con orden judicial. 

Y así ha visto desmoronarse los casi 40 años de sigilosa experiencia en La Casa quien como especialista en historia antigua siguió el consejo del legendario Sun Tzu en 'El arte de la guerra': es imposible conocer la situación del enemigo sin el espionaje. Pero olvidó que la tecnología no anula el riesgo.

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