Roe v. Wade: Lucha por el alma de Estados Unidos

El control de las armas, el peso del Gobierno, la discriminación racial... Entre las discusiones (políticas, culturales, económicas...) que dan forma a la sociedad y la identidad estadounidense pocas son tan trascendentales como la del aborto. 'Roe v. Wade', como se conoce la sentencia del Tribunal Supremo que en 1973 despenalizó el aborto, es desde hace años objeto de caza mayor por parte del conservadurismo y un tesoro a preservar por parte del progresismo. El primer borrador de la opinión mayoritaria del Supremo sobre un caso presentado a raíz de una restrictiva ley del aborto en Misisipí, que ha publicado 'Politico', ha generado una enorme polvareda, y con razón: cinco de los jueces (de los nueve que forman el Alto Tribunal) mantienen que Roe v. Wade debe ser revocada ya que el aborto no es un derecho constitucional y, por tanto, debe ser legislado por cada uno de los Estados. 

Se trata de un borrador, y nada es definitivo hasta que se publique la opinión final, pero la filtración ha generado un terremoto en EEUU, avance del que habrá si el TS acaba fallando en este sentido. Porque acabar con 'Roe v. Wade', da igual el argumento legal que se use, supone acabar con el derecho de la mujer a decidir sobre su embarazo, y le otorga al conservadurismo estadounidense una victoria con profundas consecuencias.  

La historia y la tradición

"La conclusión ineludible es que el derecho al aborto no está profundamente enraizado en la historia y tradiciones de la nación", escribe en el borrador Samuel Alito, el juez conservador nombrado por George W. Bush. Eso es 'Roe v. Wade': una lucha por el alma estadounidense. Tradicionalmente se libraba entre el progresismo y el conservadurismo, pero desde hace décadas el más puro reaccionarismo se unió al combate y lo está ganando ante la incomparecencia de un partido Republicano arrasado por el populismo. Si cae 'Roe v. Wade', EEUU será más reaccionario, menos libre, más gris. La polarización extrema de la sociedad estadounidense, que bebe de Ronald Reagan y se embriaga con Donald Trump, no solo bloquea y amenaza su sistema político, sino que daña su tejido y cohesión social.  

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