Conocidos y saludados | Josep Cuní

Raimon Obiols, a media luz

En su libro 'El temps esquerp. Dotze apunts contra la decepció política', el que fue secretario general del PSC defiende la vigencia del catalanismo y se muestra tan distante de un nacionalismo como del otro. Como tantos catalanes

Raimon Obiols, en una imagen de archivo.

Raimon Obiols, en una imagen de archivo. / periodico

Josep Cuní

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"Mi método se basa en la observación de minucias", comentaba Sherlock Holmes acerca del éxito de sus investigaciones. Y es que "si un problema se estudia con orden y método, no hay dificultad alguna en resolverlo", añadía Hércules Poirot.

A partir de esta consigna coincidente entre los dos grandes detectives, algunos de los aspirantes a actores y actrices encontraron la manera de lucir su expresividad canalizando adecuadamente su talento. Robert de Niro, por ejemplo. Su paso por el Actor’s Studio le inculcó la necesidad de vivir una acción y no representar una ficción. Y para meterse en la piel del protagonista de 'Taxi Driver' se adiestró tanto en el uso de la armas, integrándose en el Ejército, como conduciendo un taxi en la turbia noche de la Nueva York que quería limpiar de tanta escoria. En consecuencia, el espectador asiste a la evolución de una aterradora vida al borde de la locura porque "cuando tienes un trabajo, te conviertes en el trabajo".

La diferencia entre imaginación y fantasía

Tal esfuerzo se basaba en la adaptación norteamericana del famoso método Stanislavsky. El sistema ideado por el director ruso que cambió las normas interpretativas. Así, experimentando más que actuando, conseguía que sus pupilos le convencieran interiorizando la personalidad que asumían. Y era entonces cuando él asentía porque se los creía.

Pero el pedagogo también les advertía que antes de darle vía libre a la imaginación entendieran la diferencia con la fantasía. Porque "la imaginación crea cosas que pueden existir o suceder mientras que la fantasía inventa cosas que no existen, no han existido y no existirán nunca". Y les aconsejaba que observaran en detalle y con la máxima precisión la realidad concreta de las situaciones, las personas, la vida.

Raimon Obiols

Esto hace Josep Maria (Raimon) Obiols Germà (Barcelona, 5 de agosto de 1940) en su libro 'El temps esquerp' (Arcàdia). Describir en forma de apuntes contra la decepción política una serie de reflexiones de quien está de vuelta de todo. Por edad, por trayectoria y, sobre todo, por capacidad intelectual. La que siempre le distinguió como secretario general del PSC y como diputado sin que, en cambio, le fuera de gran ayuda en sus enfrentamientos electorales con un Jordi Pujol entonces en su cumbre. Al contrario. Los fundamentos de sus principios chocaban con el los que el líder convergente decía defender. Hasta que su realidad familiar se impuso a su imagen pública.

Entre bambalinas, la norma que el entonces 'president' imponía para apoyar a Felipe González: minimizar al PSC en Catalunya, y con él a Obiols, a cambio de votar con el PSOE en Madrid.

Nada de esto se trata abiertamente en el texto aunque los lectores podrán detectarlo en algunas consideraciones. Tanto desde la vigencia del catalanismo en el que siempre estuvo y al que augura larga vida como en la defensa del federalismo como solución a la habitual convulsión de la relación Catalunya-España. Especialmente a causa de los actuales polvos suspendidos procedentes de los lodos de la fantasía del 'procés'.

Hurgando en la historia y desplegando conocimiento, el geólogo desnuda la conllevancia de Ortega, repudia las reticencias de los centros de poder españoles y recupera al añorado Ernest Lluch: "Soy equidistante de ambos nacionalismos. Adversario, si no enemigo de los dos", dijo. Como tantos catalanes criticados por los unos y por los otros.        

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