Ayuso es de un PP, Feijóo del otro
El líder gallego será el nuevo presidente de los populares, pero debe su ascenso a la presidenta de Madrid. Para poner paz en el partido, la pólvora Ayuso debe aliarse con el bálsamo Feijóo. Mala combinación
Xavier Bru de Sala
Escritor y periodista.
Xavier Bru de Sala
Por escasez de inteligencia política, que el oportunismo nunca alcanza a sustituir, y desprovisto ahora de la más ínfima dosis de dignidad, Casado se ha convertido en un náufrago que bracea patéticamente en su remolino mientras los pesos pesados de su tripulación se conjuran para acabar de hundirlo. El espectáculo del final, patéticamente infantil, puede alargarse más o menos. Feijóo será el nuevo presidente de los populares, pero llegará a la cima con una terrible hipoteca de un coste exorbitante. Por un lado, es el candidato natural, y ya lo era para suceder a Rajoy pero, según la versión más creíble, abandonó ante las amenazas de Soraya Sáez de Santamaría de hacer públicas algunas fotografías más bien comprometedoras. Por otro, debe su ascenso a la presidenta de Madrid. De modo que, para poner paz en el partido, la pólvora Ayuso debe aliarse con el bálsamo Feijóo. Mala combinación. El segundo ha defendido siempre la moderación y la centralidad del centrismo, demostrando que funcionaba con reiteradas mayoría absolutas en su feudo. En cambio, la gran diferencia entre Ayuso y Vox no es ideológica sino táctica: aunque pocos se hayan fijado Vox es, por contraste con sus congéneres de Europa, un partido tan extraordinariamente sigiloso como extremo es su ideario. Ayuso, en cambio, ha obtenido su éxito a base de torrencial energía desbocada, por lo que se puede adaptar a la pura derecha el símil del manzano, sacudido por Ayuso mientras Vox pone el cesto, que se va llenando sin cesar con la expresa pero nada explícita voluntad de hacer el menor ruido posible.
En el fondo, Casado ha sido víctima de su ausencia de ideario, sustituida por un nada meditado propósito de cabalgar a la vez las dos almas de la derecha española, ora una, ora la otra, en un equilibrio oscilante y una supuesta ágil maniobrabilidad que debía llevarle ilusoriamente a La Moncloa y no ha hecho más que conducirlo al abismo. Pero ambas almas persisten y no son conciliables. No habrá simbiosis. Por mucho que ahora se alíen Ayuso y Feijóo no habrá paz en el PP hasta que una destroce a la otra.
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