Calidad democrática

Democracia defectuosa e independentismo

España ya había sido advertida de poder perder la categoría de “democracia plena” a raíz del tratamiento judicial del conflicto político con Catalunya

La presidenta del Parlament, Laura Borràs, i el diputat de la CUP i secretari tercer de la Mesa, Pau Juvillà, a l'inici del ple del Parlament del 14 de desembre de 2021

La presidenta del Parlament, Laura Borràs, i el diputat de la CUP i secretari tercer de la Mesa, Pau Juvillà, a l'inici del ple del Parlament del 14 de desembre de 2021 / ACN

Sílvia Cóppulo

Sílvia Cóppulo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

España constituye una “democracia defectuosa”, según 'The Economist'. El prestigioso seminario británico publica cada año un índice de calidad democrática. España ya había sido advertida de poder perder la categoría de “democracia plena” a raíz del tratamiento judicial del conflicto político con Catalunya. El enquistamiento de la renovación del Consejo General del Poder Judicial también puntúa en negativo. Es decir, es precisamente la falta de independencia judicial lo que lleva a España a aparecer como lo que vivimos cada día: judicialización de la política y pobreza democrática.

En esa línea se sitúan las recientes declaraciones del exministro de justicia e interior socialista, Juan José Belloch: “Catalunya genera un problema institucional mayor que el terrorismo… Todavía se requiere de alguna otra derrota del independentismo para que reaccionen”, que no andan lejos de las del desaparecido ministro de exteriores Francisco Fernández Ordoñez, miembro también de un gobierno de Felipe González hace más de 30 años: “El problema no es el País Vasco ni ETA, que desaparecerá. Catalunya a la larga generará más problemas”. Mariano Rajoy desvió a la justicia el problema territorial. “Lo que más se parece a un político de derechas español es un político de izquierdas-cuando se trata de defender la unidad de España-”, afirmaban Josep Pla y Miquel Roca.

La población independentista ganó el 1-O; pero el 27-O, los políticos independentistas perdieron. ¿La cárcel dictada por el TS, el exilio y el escarmiento mantenidos no se lo hace evidente? 

¿Cómo, pues, contando con el apoyo de la mayoría, son incapaces de definir una mínima estrategia común y de no sucumbir ante todas y cada una de las embestidas que les lanza el poder judicial con la ayuda del administrativo (JEC)? “Divide y vencerás”, reza la máxima latina. El episodio vivido por la pérdida del escaño del diputado Pau Juvillà da la razón a Belloch. Los políticos independentistas se desgarran y ventilan sus divisiones. ¿No ven que pierden la confianza de su electorado y regalan ingenuamente sus propias derrotas? La democracia defectuosa gana.

Suscríbete para seguir leyendo