Teatro

Teatro y vida: el vínculo más fuerte

En 'Animal negre tristesa" todos los personajes están entrelazados pero la irrupción del fuego les dispersa

Escena de 'Animal negre tristesa'

Escena de 'Animal negre tristesa'

Núria Iceta

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Aforo en los teatros al 100% y Sala Beckett el sábado por la noche al 100% de ocupación, con una sensación aún extraña de proximidad entre butacas. Ya estamos dentro, inmersos en 'Animal negre tristesa', la obra de Anja Hilling que dirige magistralmente Julio Manrique. En unos instantes, y seducidos por la voz hipnótica de Màrcia Cisteró, envuelta en un vestido rojo fuego, la temperatura sube y la sensación de ahogo tras las mascarillas también. En un rato empezamos a removernos en las butacas, incómodos, porque el teatro hace de espejo como ninguna otra de las artes escénicas.

Los actores hacen ver y vivir que son unos personajes y en el camino del médium nos arrastran también a nosotros. Un grupo de amigos de excursión al bosque; han llegado alegres, despreocupados, con ese tono a medio camino del humor y la palabra hiriente que esconde todo lo que no nos hemos dicho. Seis personajes que ya estaban quemados antes de quemarse. Que habían quemado etapas sin darse cuenta de lo que tenían. Quizás, sencillamente, se habían dejado llevar, habían ido aceptando lo que la vida les ponía delante como quien picotea en un bufet libre. Creo que la metáfora es fácil; la digestión no lo será tanto. Intento entender quiénes eran cuando han llegado y hacia dónde van después de la tragedia. En dos horas hemos tenido que hacer un trayecto que llevaban años haciendo juntos, y esta es una tarea difícil.

Todos ellos tienen un vínculo, más fuerte o débil, más antiguo o más reciente. Están entrelazados pero la irrupción del fuego les dispersa. Cuando se vuelvan a encontrar ya no estarán todos, algunos porque no pueden, otros porque no quieren. El amor y el dolor también están entrelazados. Por encima de todo, el amor y el dolor de la madre y la hija. Inmensa Mima Riera.

Aún con los dolores de la obra en la cabeza, al día siguiente, con un sol radiante, hago una foto de mi madre tomándome fuerte con las dos manos la mía. Es una foto preciosa del amor. La del vínculo más fuerte.

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