El sector del libro

Parece que habemus plan

El anuncio de un plan de lectura de largo recorrido suena como si desde allá arriba hubieran decidido prestar atención a lo que pedimos desde hace tiempo los libreros, bibliotecarios y maestros

Ambiente en la librería La Central de Raval de Barcelona, la pasada semana.

Ambiente en la librería La Central de Raval de Barcelona, la pasada semana. / JORDI OTIX

Isabel Sucunza

Isabel Sucunza

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Esta Nochevieja rebajada, como solo éramos tres para cenar en casa, decidimos subir al mirador del bar Marcelino, al lado de la escuela del Bosc de Montjuïc, y esperar sin móviles a que fuera la ciudad la que nos dijera cuándo cambiaba el año. El momento fue fácil de adivinar: lo que durante todo el rato eran petardos dispersos, uno aquí, uno allá, fue intensificándose hasta convertirse en una especie de ‘mascletà’ improvisada: toda Barcelona tembló durante unos minutos que nosotros aprovechamos para saltar, abrazarnos, abrir la botella de cava que llevábamos en la mochila y brindar por el 2022.

Fue bonito empezar el año escuchando e intuyendo en vez de seguir las instrucciones que nos daba una tele, intentando no fallar el paso que nos marcaban desde ahí.

Un día después, por Twitter, circulaba una entrevista a Joan Sala (editor de Comanegra y expresidente de la Associació d’Editors en Llengua Catalana), quien explicaba la intención de poner en marcha el que parece que por fin será un plan de lectura de largo recorrido que vendrá propuesto no solo por los agentes de la parte de Cultura que se encarga de estas cosas habitualmente, sino también por representantes de Biblioteques y del departamento de Educació.

Con nuestro particular cotillón aún en la cabeza, pensé que la noticia sonaba como si también desde allá arriba hubieran decidido prestar atención a lo que pedimos desde hace tiempo los libreros, bibliotecarios y maestros. Ya sé que este pensamiento suena un poco borracho de la ‘vibra’ del momento: es como pensar que un día la tele o el reloj mismo se pararán a escuchar y marcarán el tiempo según lo que nosotros les hagamos llegar desde la calle. Además, todo el mundo que trabaja en el sector –en la calle o en los despachos– sabe de sobra que lo que hace falta para que un plan sea efectivo es que sea un plan, y nada más que eso, antes que una campaña puntual.

Lo que sí que pienso es que, de momento, el punto de partida suena mejor que el de cualquier otro plan que se haya presentado hasta ahora. Ya veremos.

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