Mercado laboral

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Empleo: buen punto de partida

Las buenas cifras del paro indican el inicio de una recuperación que la reforma laboral y el reparto ágil de los fondos europeos pueden apuntalar

Obreros de la construcción trabajando en un edificio

Obreros de la construcción trabajando en un edificio / Ferran Nadeu

El año 2022 comienza con buen pie en materia de trabajo. Sin caer en triunfalismos, puesto que no hay que obviar elementos que pueden desestabilizar la economía -y la inflación es hoy por hoy la mayor amenaza-,  el empleo ha aportado dos noticias positivas . La primera, el acuerdo de reforma laboral entre el Gobierno, patronal y sindicatos, que ahora deberá refrendar el Congreso ; la segunda, los datos del paro de diciembre conocidos este martes. Respecto a estos últimos, confirman la recuperación paulatinaque se ha venido constatando mes a mes. Si 2020 fue el año del parón por la pandemia, 2021 fue el de la salida del túnel. Y en este 2022 que empieza hay que esperar que sea el del inicio de la transformación de la economía (más sostenible y respetuosa con el entorno, más tecnológica, más productiva) que los nuevos tiempos reclaman, y con la que Bruselas apremia a España.

España registró aumentos en el número de ocupados en 10 de los últimos 12 meses, hasta cerrar el año con 19,8 millones de afiliados a la Seguridad Social . Y el paro encadena ya 10 meses seguidos de descensos. En diciembre, se situó en 3,1 millones de desempleados, lo que significa 782.232 parados menos que un año antes y su nivel más bajo desde 2007. Y los trabajadores en erte por covid alcanzan cotas mínimas. Catalunya, una de las comunidades autonómas más dinámicas, también despidió 2021 con buenas cifras de ocupación (3,5 millones de trabajadores en activo) y paro (20.000 desempleados menos que antes del covid). Si la creación de empleo es uno de los mejores indicadores para medir el empuje productivo de un país, está claro que es un buen punto de partida. No parece, al menos de momento, que la variante ómicron altere la tendencia general.

La temporalidad siguió siendo uno de los puntos negros. No cabía esperar otra cosa, en un año marcado por la recuperación, pero también por las incertidumbres de todo tipo (desde las cambiantes restricciones por el covid hasta el alza de los precios energéticos y los temores de desabastecimiento de materias primas). Se están creando puestos de trabajo con las mismas herramientas de siempre, pero si se busca que haya más estabilidad y calidad en el empleo hay que afrontar cambios . Para lograrlo, tenemos ante nosotros dos trenes que no hay que dejar pasar. Uno de ellos, el de la reforma laboral, que si bien no es una derogación de la de 2012, sí es una modificación con mejoras sustanciales, incluidas medidas para reducir el exceso de la temporalidad. El otro tren es el de losfondos europeos , que no deben ser vistos como una 'lluvia de millones' sin más, sino que hay que destinar a aquellos sectores y proyectos que realmente puedan ser transformadores y de futuro. En su reparto está la clave, y la lentitud con la que se están ejecutando es un retraso que podemos acabar pagando caro .

En cuanto a la reforma laboral, los agentes sociales dieron ejemplo al alcanzar, antes de acabar el año, un acuerdo muy necesario. Ahora toca el turno a las formaciones políticas demostrar que se preocupan más allá de sus intereses partidistas. El rechazo de Casado al decreto ley -que le llevaría a votar de forma incomprensible en contra de lo firmado por la patronal- solo puede entenderse dentro de la postura del no a todo en que está enrocado el líder del PP. La mejora de nuestro mercado laboral no necesita otro estéril circo político, sino la capacidad de aunar esfuerzos para consolidar la recuperación con un marco legal consensuado.