Sexta ola

Covid-19: certificado y vacuna

Con información fidedigna mostrando los beneficios de la vacuna para todas las personas será más fácil seguir aumentando las coberturas vacunales sin utilizar medidas coercitivas

Personal de un local en Santander comprueba el pasaporte covid de uno de sus clientes

Personal de un local en Santander comprueba el pasaporte covid de uno de sus clientes / EFE / ROMÁN G. AGUILERA

Carme Borrell

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En esta sexta ola del covid-19 desde que el Gobierno de la Generalitat de Catalunya ha implantado la obligatoriedad del certificado covid para acceder a bares y restaurantes, gimnasios, residencias y ocio nocturno hemos presenciado largas colas de personas que se quieren vacunar y manifestaciones de las que no están de acuerdo con la vacunación o la obligatoriedad del certificado.

Numerosos estudios científicos han puesto en evidencia que las vacunas reducen sustancialmente el riesgo de sufrir un covid grave y por tanto de ingresar en las Unidades de Cuidados Intensivos. Además, la alta cobertura vacunal protege a toda la población, por tanto el hecho de vacunarse no es solo una decisión puramente individual sino también una responsabilidad colectiva. Afortunadamente, en nuestra sociedad actualmente tenemos cifras altas de cobertura vacunal (alrededor de un 80% de la población mayor de 12 años). Respecto a la población no vacunada, una encuesta realizada por el Departament de Salut hace pocos meses con 15.000 participantes de 20 a 40 años que no se habían vacunado detectó que alrededor del 50% no lo veían necesario y un 28% tenía miedo a los efectos secundarios. Los que se consideraban contra las vacunas eran una minoría en torno al 5%.

A pesar de las controversias sobre su obligatoriedad, el certificado covid está sirviendo para aumentar la cifra de personas vacunadas ya que sin este, la accesibilidad a las actividades de ocio quedan bastante reducidas. Ahora bien, es necesario tener claro que el certificado covid puede dar una falsa seguridad, ya que la posibilidad de infectarse no desaparece.

No considero que sea necesario obligar a la población a vacunarse, pero sí que debe fomentarse la transparencia y la información sobre los efectos de la vacunación. Con información fidedigna mostrando los beneficios de la vacuna para todas las personas será más fácil seguir aumentando las coberturas vacunales sin utilizar medidas coercitivas.

Pero no debemos olvidar que la vacunación contra el covid-19 ha producido desigualdades. En nuestro entorno, en las zonas de bajo nivel socioeconómico existen menores porcentajes de población vacunada, en parte debido a problemas para obtener la cita vacunal con sistemas digitales. Para reducir estas desigualdades en Barcelona se establecieron puntos de apoyo a la vacunación donde las personas obtenían ayuda para pedir cita y posteriormente espacios de vacunación sin cita previa, especialmente en los barrios con porcentajes de menor cobertura vacunal.

Por otra parte, no podemos obviar las grandes desigualdades que se están produciendo a nivel mundial, ya que existe un porcentaje menor al 5% de población vacunada en muchos de los países de bajos ingresos, lo que no es ajeno al comportamiento de las grandes corporaciones productoras de vacunas. Por ejemplo, según People's Vaccine Alliance (Alianza Popular de Vacunas) dos de estas empresas (Pfizer y Moderna) han vendido la mayoría de dosis a los países ricos y han entregado menos del 1% de su suministro total de vacunas a los países de bajos ingresos, mientras obtienen enormes beneficios que alcanzan cifras de 65.000 dólares cada minuto (referido a ambas empresas conjuntamente).

Según People's Vaccine Alliance es necesario que los líderes mundiales tengan en cuenta cinco acciones sucesivas para acabar con el “apartheid” de las vacunas y salvar millones de vidas: A) aumentar la ambición de vacunar al 60% de la población del planeta, B) forzar la retirada temporal de la propiedad intelectual de las vacunas y también facilitar la transmisión del conocimiento para permitir a todas las naciones producir o comprar dosis de vacunas a precios asequibles, c) realizar una inversión inmediata con presupuesto público para la fabricación de más dosis de vacunas en todo el mundo; d) proporcionar vacunas contra el covid-19, tratamientos y pruebas de forma gratuita a todos y en todas partes (asignando las vacunas según necesidad, por ejemplo empezando por los profesionales sanitarios y sociales), y e) ampliar el apoyo financiero mundial para mejorar y ampliar los sistemas públicos de salud.

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