APUNTE

La flor cruyffista de Xavi

Otamendi impide un remate de Memphis.

Otamendi impide un remate de Memphis. / Jordi Cotrina

Albert Guasch

Albert Guasch

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Impactó en el cuerpo de Ter Stegen un remate a bocajarro del Benfica. Y luego regaló el linier un banderín en alto en el lanzamiento de un córner que acabó en gol. Atamos cabos con las ocasiones falladas por el Espanyol el sábado y concluimos que Xavi, quizá, ha heredado de Cruyff, no solo el manual de juego, sino también la bendita flor, piedra angular en el éxito de la memorable revolución del Profeta, como es bien sabido.

Sin la flor es mucho más difícil surcar a toda vela por las aguas procelosas del fútbol. No la desmerezcamos. Trabajo, método, calidad, sí, fundamental todo, pero sin suerte el viaje se acorta. Está más que demostrado, por mucho que el ‘big data’ trate de ir arañando peso a las veleidades del azar.

Xavi parecía traer de Qatar la suerte en el bolsillo de su pantalón ajustado, y le alcanzó para salvarse de una derrota que bien pudo materializarse en el último minuto, pero su influjo no dio para reproducir un Kaiserlautern o un Stamford Bridge pese a jugar el equipo un partido palpitante. Sin gol, no caben milagros, y este Barça es de cara a puerta blando como un pastel a medio cocer.

La peor plaza

Lo de marcar dos tantos en cinco partidos en Champions es un dato tan espeluznante que anima muy poco de cara a la cita decisiva de Múnich, donde la victoria es prácticamente obligada. Cabe destacar que el equipo, a diferencia de los últimos encuentros, no se desplomó en la segunda parte. Y en ello tuvo mucho que ver la más que estimulante aparición de Dembélé, sobre quien se volcó con descaro el juego. Tanto se le forzó que cabe temer un nuevo parte médico un día de estos. Proporcionó unos anhelados recursos de desborde, de explosividad y de emoción, y volvió a dejar en el aire esa pregunta de hasta dónde podría llegar este jugador de contar con una musculatura con cierta resistencia.

Múnich se antoja como la peor plaza posible para jugarse el pellejo europeo. Puede la hinchada animarse con el hecho de que el Bayern, el coco azulgrana, ya tiene la faena completa y que Xavi contará con 15 días más para seguir moldeando la arcilla de su obra en construcción. Pero tras esos 15 días seguirá sin contar con un goleador, salvo recuperación prodigiosa de Ansu Fati. Quizá la flor cruyffista de Xavi está aún por abrirse con todo su esplendor.

Suscríbete para seguir leyendo