Pros y contras

Luz en los geriátricos

Durante la pandemia, las residencias se convirtieron en un lugar de terror, incapaces de prestar ayuda a los enfermos, sin posibilidades de ser atendidos por los hospitales. Saber lo que ocurrió aquellos días es una cuestión de justicia

Una anciana en una residencia geriátrica, en Barcelona.

Una anciana en una residencia geriátrica, en Barcelona. / periodico

Emma Riverola

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El Parlament ha decidido dar carpetazo a la comisión de investigación para esclarecer los 9.241 fallecimientos en geriátricos a raíz de la pandemia del coronavirus. La opción de PSC, ERC y JxC es la de crear un grupo de expertos que investigue y saque sus propias conclusiones de los errores y de todo lo que hay que cambiar. Y la decisión no es ni buena ni mala, todo depende del rigor, la independencia y el compromiso con la verdad que la guíe. 

Demasiado a menudo, las comisiones se convierten en vehículos de propaganda. Espacios gratuitos para exhibir la elocuencia o la provocación, para captar la atención de los medios, para conseguir ese vídeo que se convierta en viral. La tragedia de las residencias no se merece una última burla. Aquellas semanas de locura pusieron al sistema sanitario contra las cuerdas. Un sistema debilitado por los recortes. Las residencias se convirtieron en un lugar de terror, incapaces de prestar ayuda a los enfermos, sin posibilidades de ser atendidos por los hospitales. Saber lo que ocurrió aquellos días es una cuestión de justicia para las personas que fallecieron, replantear el sistema de cuidados es una necesidad para el futuro de todos. Literalmente. 

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