Entresijos de la globalización

El proteccionismo de Biden

Resulta muy razonable la propuesta del presidente de EEUU de considerar una industrialización de cercanía, que nada tiene que ver con el retorno generalizado del proteccionismo

El presidente de EEUU, Joe Biden, participa en un acto en Arlington, Virginia, el pasado 23 de julio.

El presidente de EEUU, Joe Biden, participa en un acto en Arlington, Virginia, el pasado 23 de julio. / EVELYN HOCKSTEIN

Jordi Alberich

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Joe Biden ha vuelto a manifestar una incomodidad con China que, viniendo ya de la anterior administración Trump, se ha recrudecido con la pandemia. La imposición de aranceles en 2018 fue un primer paso que puede reforzarse con nuevas medidas en los meses inmediatos. Todo ello podría hacer pensar en un preocupante retorno al proteccionismo. Sin embargo, lo que se percibe es la sensatez de reconducir una globalización acelerada y desgobernada.

Así, el presidente estadounidense denuncia que el país asiático viene compitiendo con deslealtad, al no respetar las mismas normas laborales y medioambientales que el resto de países avanzados. Y está en lo cierto. China se incorporó al libre comercio con su adhesión a la Organización Mundial del Comercio en 2001 siendo, en aquel momento, un país aún en vía de desarrollo. Por ello, se entiende la mayor tolerancia inicial con su escaso cumplimiento de reglas comunes. Pero en el momento en que, tras años de desarrollo vertiginoso, pretende convertirse en potencia hegemónica, dicha excepcionalidad resulta inaceptable.

Además, la crisis sanitaria ha mostrado con toda crudeza gravísimas disfunciones de la globalización. Una lectura simplista de sus bondades hizo creer que no tenía la menor importancia dónde se situaba la fabricación de bienes de primera necesidad. Un error extraordinario que se evidenció con toda crudeza con la carencia de mascarillas y otro material sanitario básico en los primeros meses de pandemia. Y que ahora, en plena recuperación, se manifiesta nuevamente con la ruptura en el suministro de componentes, que está llevando a la paralización de sectores productivos como el automóvil. Por todo ello, resulta muy razonable la propuesta de Joe Biden de considerar una industrialización de cercanía, que nada tiene que ver con el retorno generalizado del proteccionismo. Al contrario, puede contribuir a evitar que esta globalización descarrile de verdad. Que, de no remediarlo, es hacia donde vamos.

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