Los avales del Govern

No era un Tribunal de Cuentos

Como de una forma u otra nos va a tocar a todos rascarnos el bolsillo para sufragar las payasadas de unos pocos, más vale que lo hagamos con alegría

El líder de ERC, Oriol Junqueras.

El líder de ERC, Oriol Junqueras.

Albert Soler

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Al final resultó que el Tribunal de Cuentas no era de Cuentos, y no se tragó los ídems que le contaba el ‘governet’. La verdad, no sé a qué vienen tantos rodeos, si de lo que se trata es de que paguemos entre todos lo que esta tropa malgastó en sus delirios, mejor ir a lo seguro y llevar a cabo, como antaño, una estafa piramidal: cada político lacista debe engañar a 10 primos para que paguen, y cada uno de estos, a su vez a 10 más. Al final, quedaremos entrampados todos los catalanes, es decir, todos los catalanes que en el ‘procés’ no pintamos nada y los que sí pintan seguirán viviendo igual de bien, que es de lo que se trata.

Ya que todos nos divertimos como enanos con cada nueva ocurrencia lacista, de justicia es que paguemos. Además, como de una forma u otra nos va a tocar a todos rascarnos el bolsillo para sufragar las payasadas de unos pocos, más vale que lo hagamos con alegría. Si después se lo gastan en vino, en clubs alemanes de alterne o en regalos a los amigos que todavía no han pillado contrato o cargo, es cosa suya.

Con la estafa piramidal, todos nos sentiremos timados, sin distinción de religión, sexo ni raza, y así no molestaremos al Tribunal de Cuentas, cuyos miembros -sin duda debido a la distancia- no conocen la querencia de los catalanes de pagarles a los líderes lacistas todos los caprichos que se les antojen. Y de paso, nos ahorraremos la vergüenza ajena de escuchar los lloriqueos de Junqueras porque le quieren embargar la casa donde, además de él, viven sus hijos, que le dan a uno ganas de aconsejarle que los meta en un hospicio.

Todo esto no ocurriría si no nos hubieran abortado el ‘procés’. En la republiqueta catalana, esa pobre gente no necesitaría ir gimoteando para mantener su tren de vida. Eso estaría garantizado por la Constitución catalana, probablemente ya en su título preliminar. Hace unos días supe de un tipo que, al preguntarle por qué había votado que sí en el referéndum del 1-O, respondió con toda sinceridad:

-Porque con la independencia el amarre del yate me saldrá más barato.

Lo sabría de buena tinta, supongo. Es decir, que lo del helado de postre era un anzuelo para captar a lacistas de morralla, de los que, si hace falta una buena foto, se les manda a recibir porrazos. En realidad, se trataba de abaratar los amarres en los puertos deportivos, eliminar el IVA en langostas, ostras, percebes y otros mariscos, rebajar el IBI a las segundas residencias con piscina y superficie de césped no inferior a la hectárea, eximir de impuesto de circulación al tercer vehículo de la familia y extender un cheque de 400 euros a quienes tengan a sus hijos estudiando en un internado en el extranjero, que sería de 500 si además el niño demuestra poseer un caballo de pura raza (árabe, jamás española).

Mientras esto no suceda, los líderes lacistas, sus amigos y sus familiares -incluidos los pobres hijos de Junqueras- deberán seguir inventando sistemas para que les paguemos las juergas entre todos, como está mandado. Si el Tribunal de Cuentas no es de Cuentos, si preparar la estafa piramidal lleva un tiempo, y si estamos casi en el penúltimo mes, el único consejo que se me ocurre es la edición de un calendario 2022 con un líder lacista desnudo en cada mes. A los bomberos les funciona.

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