Una serie sobrevalorada

Franco para alemanes en Netflix

Cortinilla de la serie de ZDF sobre Franco incluida en el catálogo de Netflix.

Cortinilla de la serie de ZDF sobre Franco incluida en el catálogo de Netflix.

Ernest Alós

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A los españoles se nos debería caer la cara de vergüenza, dice Iñaki Anasagasti, y con él muchos más, por permitir que un documental alemán de la ZDF empaquetado por Netflix sea el primero que nos explica sin pelos en la lengua quién fue Franco, qué sucedió en la guerra civil y qué sufrieron los españoles durante el franquismo. Vista la serie... Ponerla por las nubes solo puede obedecer a) al papanatismo b) a la pereza a la hora de bucear en busca de material más solvente como las producciones de las TV catalana, vasca o andaluza, o incluso las lejanas La guerra civil española de Granada TV, España, historia inmediata de TVE,  La terra i la cendra de TVE-Sant Cugat, incluso la discutida y discutible Memoria de España de García de Gortázar ,también en TVE, o los recientes documentales de Minoria Absoluta sobre el franquismo y la guerra civil que contaban como baza las imágenes coloreadas c) a estar encuadrado en alguna de las versiones locales del trumpismo informativo interesado en el desprestigio, venga o no venga a cuenta, de los medios, en alguna de las diversas variades del nos están ocultando la verdad. ¿Por qué no la ha querido doblar Netflix?, se preguntan algunos, suspicaces.

Pero La dura verdad sobre la dictadura de Franco se trata de un simple encadenado de entrevistas e imágenes de archivo mal contextualizadas (primer plano del detente bala de un requeté cuando se habla de la Falange, grabado de la Armada Invencible para ilustrar el desastre de Cuba) y de simplezas que oscilan entre la vaguedad y el error. Considerar la guerra civil casi como inevitable. Decir que el asesinato de Calvo Sotelo «es el inicio de todo». Dar por buena la arriesgada hipótesis de Ángel Viñas de que Franco asesinó al general Balmes (Palmes en los subtítulos, que al igual que las traducciones al alemán de las entrevistas en inglés o español sospecho que merecerían análisis aparte), insinuar que obtuvo fácilmente la ayuda de Hitler porque se lo pidió durante el festival de Bayreuth, con el führer en pleno éxtasis wagneriano, sostener que el Alcázar de Toledo era una fortaleza símbolo de la resistencia de la República, que Franco tomó tras asediarla durante semanas, decir que la batalla de Belchite fue una ofensiva de Franco que provocó el hundimiento del frente de Aragón (año y bandos equivocados), asegurar que Franco «prohibió» el saludo falangista desde 1945...

Donde no descarrila, quizá cuele como abc para una audiencia alemana, incluyendo su insistencia en destacar el papel de la Legión Cóndor o la acogida de nazis en la posguerra y su relativo silencio sobre el papel de Italia. Pero está muy lejos de ser un trabajo ejemplar. Más bien merece un espacio en el contenedor de la TV digital digamos que al lado de los documentales de Canal Historia o Discovery plagados de trucos efectistas y poca chicha estilo Megaestructuras nazis y su spin-off Megaestructuras franquistas.

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