Apunte

En decadencia

Desde 2017 han salido unas 2.400 sedes sociales de Catalunya más de las que han llegado, mientras en Madrid sucede lo contrario

Barcelona 16/06/2021 Pere Aragonés y Javier Faus presentan la reunión anual del Cercle d’Economia Foto de Ferran Nadeu

Barcelona 16/06/2021 Pere Aragonés y Javier Faus presentan la reunión anual del Cercle d’Economia Foto de Ferran Nadeu / Ferran Nadeu

Agustí Sala

Agustí Sala

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Decadencia. Pasamos al verbo: "decaer". En el diccionario de la Real Academia de la Lengua: "Dicho de una persona o de una cosa: Ir a menos, perder alguna parte de las condiciones o propiedades que constituían su fuerza, bondad, importancia o valor". Esa es la tendencia actual de Catalunya, un proceso al que se le puede sumar la irrelevancia económica, según la dura y contundente última nota de opinión del Cercle d'Economia. Exageración, dirán algunos. Pero lo cierto es que esta melodía suena de fondo desde hace tiempo en el entorno empresarial.

"Cada vez más, empresarios y ejecutivos cogen el AVE o el avión el lunes y vuelven el jueves o el viernes para pasar el fin de semana", comentaba un directivo esta semana. Y es que para muchos los negocios se hacen ya en otra parte. Según los últimos datos del Registro Mercantil, entre las comunidades en las que se produjeron más salidas de sedes sociales en el tercer trimestre de este año estuvieron Madrid, con 338, seguida de Catalunya, con 177. Y en saldo de entradas y salidas, Catalunya destacó con un balance negativo de 75 empresas, y en el lado opuesto, Madrid, con un saldo positivo de 6. Nada catastrófico sino fuera porque, periodo tras periodo, el saldo es negativo en Catalunya. Desde 2017 hasta el 30 de septiembre pasado se han marchado casi 2.400 empresas más de las que han recalado aquí, mientras que en Madrid el proceso es el contrario. También se han marchado sedes, sí, muchas, pero ha ganado unas 1.600 en este periodo de tiempo.

Esto no es más que la muestra de ese proceso que se denuncia desde el mundo económico. Y todo ello ante una irritante pasividad de la Generalitat, poco volcada en trabajar para que la estabilidad política vuelve a ser lo normal y que la anormalidad y el realismo mágico dejen de ser la prioridad. Y, mientras, de vez en cuando se lanzan alertas a ver si alguien se da de una vez por aludido. El peso económico de Catalunya no se reduce tanto, pero lo que sí que se evidencia está estancado mientras que otros ganan mucho terreno ¿Hasta cuándo?

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