Proyectos ministeriales

Marc Lamuà

Diputado del PSC en el Congreso.

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Iceta, ministro

El responsable de Cultura trae enseñanzas catalanas que casan muy bien con lo que ahora mismo necesitamos: la generosidad, el diálogo hasta la extenuación y la búsqueda infatigable de acuerdos, que traigan soluciones buenas y transversales

El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta

El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta

“Tenemos una agenda muy importante y urgente de temas a impulsar”. Esa fue una de las primeras frases de Miquel Iceta en su comparecencia en el Congreso. De repente, ese letraherido apasionado de los haikus o el afilado y socarrón político que había escuchado en infinidad de debates mutó como si se tratara de un espejismo. El ministro de Cultura apareció y dudaba menos, porqué tenía un plan clarividente. Así, empezó a desgranar objetivos ambiciosos y pormenorizados para la cultura y el deporte españoles. A estas alturas, nadie puede negar que ha entrado y ha empezado el trabajo con buen pie. 

La novedad de su discurso está en los tiempos verbales: casi nada conjugado en condicional. Ignorando así lo que mandan los cánones parlamentarios en las comparecencias de un miembro del Ejecutivo. Mucho presente de indicativo y algún imperativo autoinfligido. Me parece un cambio significativo en los tiempos de los futuros paradisíacos, definidos por múltiples populismos de ideologías diferentes y territorios contrapuestos. 

Pero por encima de todo un elemento que ha planeado en todo momento desde el inicio de su responsabilidad como ministro: la certeza de que para lo que necesita ahora mismo la cultura se requiere del esfuerzo de muchos otros ministerios.

Iceta trae con él la cultura y además, enseñanzas catalanas que casan muy bien con lo que ahora mismo necesitamos: la generosidad, el diálogo hasta la extenuación y la búsqueda infatigable de acuerdos, que traigan soluciones buenas y transversales. Otra cosa no, pero nadie podrá negar que su esfuerzo en este sentido durante el 'procés' ha sido insuperable. 

Encabezando los deberes pendientes: el Estatuto del Artista. Hay, ya en activo, una comisión interministerial que para finales de 2022 tiene comprometido, en base al Plan de Recuperación trazado por el Gobierno, haber aprobado las principales medidas acordadas del Estatuto del Artista. Además, un organigrama complejo puesto en marcha en la comisión interministerial, que empieza con tres reuniones hasta final de este año y que tiene como objetivo un goteo constante de iniciativas en el momento que estén a punto para legislarse a través de los cuatro grupos de trabajo técnicos establecidos entre los ministerios implicados. 

También ha detallado una retahíla de hitos de calado. Más allá de las inminentes trasposiciones de directivas europeas en materia de derechos de autor, se dibuja un último tramo de legislatura con elementos cruciales para nuestra cultura sobre la mesa ministerial, que deberemos –entre todos– intentar abarcar: Ley de creación y regulación de la Oficina Española de derechos de Autor, émula de las que tienen los países de nuestro entorno, Ley de Patrimonio, Ley de Mecenazgo, Ley General de Comunicación Audiovisual y Ley del Cine, Ley de lucha contra el dopaje y Ley del Deporte y el Estatuto del Deportista. 'Eppur si muove'. Una gran noticia.

En su claridad de visión dejó un mensaje que, como buen lector de haikus, cristaliza en poco espacio mucho significado. Iceta viene a la cultura y al deporte con un frontispicio que debería ser 'leitmotiv' ineludible de todos: “la cultura y el deporte no piden, sino que ofrecen”.

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