Molestias

Dormir bien, vivir bien

Algunos dirán que el ruido es propio de las ciudades. Dirán, también, que es sinónimo de que la urbe está viva. Pero aparte de estar viva ella, queremos estar vivos -y bien- sus ciudadanos. El del ruido es un problema de convivencia y de salud

Recogida de basura en Barcelona, de noche

Recogida de basura en Barcelona, de noche

Andrea Pelayo

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“Qué gozada dormir en verano con toque de queda. #algúhohaviadedir #alguienteníaquedecirlo”. Lo comentaba hace unos días la periodista Anna Bosch en su cuenta de Twitter, poniendo palabras a lo que muchos vecinos tal vez no se atreven a decir. Porque suena raro que algunos tengan que desear que se recorten libertades de todos para poder dormir bien. Es fruto de la desesperación de vivir en una ciudad con buen clima donde, a menudo, se debe permanecer con todo cerrado porque el ruido es insoportable. De día. Y, lo peor, también de noche. Ruido de tráfico, de gente en bares, de altavoces con música para todo el barrio, de camiones de basura a las tantas de la madrugada. Ruido. Demasiado ruido. 

En el Raval algunos hemos aprovechado las restricciones para algo inédito: abrir las ventanas de noche, sin necesidad de tener que levantarse a las 3 de la mañana, malhumorado y con dolor de cabeza, porque no soportas más al borracho de turno, que encima si le chistas o le recriminas su actitud, te insulta, mea en tu portal e incluso te lanza objetos. Nosotros hemos tenido suerte. Por lo que se ve, en la Barceloneta o recientemente en Gràcia no han tenido la misma. 

Algunos dirán que el ruido es propio de las ciudades y tendrán razón. Dirán, también, que es sinónimo de que la urbe está viva. Pero aparte de estar viva ella, queremos estar vivos -y bien- sus ciudadanos. El del ruido es un problema de convivencia y de salud. Según la Agència de Salut Pública de Barcelona, en nuestra ciudad hay 130 muertes anuales por enfermedades cardiovasculares atribuibles al exceso de ruido. El 13% de los barceloneses sufre molestias intensas por este motivo, con afectaciones emocionales y psicológicas. El 4% tiene, además, trastornos graves del sueño. 

Queremos dormir bien. Queremos vivir bien. Y, si puede ser, sin rezar por un nuevo toque de queda. Necesitamos un mayor compromiso de todos para no fastidiar al vecino. También de las instituciones, que deberían hacer cumplir las ordenanzas que ellos mismos han creado. 

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