Apunte

Presidencia Aragonès: el conflicto no estará en el Govern

Quizá las discusiones se desarrollen motivadas más por razones de especialidad y perspectiva ideológica (que no partidista), que por anexión a una determinada “vía independentista”

Pere Aragonès y Jordi Puigneró

Pere Aragonès y Jordi Puigneró

Gemma Ubasart

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A pesar de que el Govern de Pere Aragonès está conformado por 'consellers' de la órbita de las mismas fuerzas políticas que el ejecutivo de Quim Torra, o el de Carles Puigdemont, no parece que se vaya a reproducir la guerra abierta entre socios durante el nuevo mandato. O al menos no tenemos pistas. Los conatos de conflicto que han trascendido a la opinión pública y publicada desde la toma de posesión del nuevo 'president' son relativamente menores, pudiendo resumirse en dos: la discusión sobre la asistencia a una cena con presencia del Rey a mitad de junio, y la cuestión de activar los avales a través del ICF. Más que menores, lo destacado es que no son exactamente partidistas, me explico.

Parece (digo parece porque no trascendió mucha información sobre el episodio, cosa también significativa) que, en un inicio, Jordi Puigneró se ofreció a ir a la susodicha cena en representación del Govern, y parece que Jaume Giró fue quien defendió más beligerantemente que el ICF no debía avalar a los procesados por el Tribunal de Cuentas. O sea, a pesar de los clichés periodísticos, la divisoria entre 'consellers' del 'seny' (ERC) y 'consellers' de la 'rauxa' (JxCat) es bastante relativa. Es más, para seguir rompiendo esteoretipos, fue una consellera de JxC, Victòria Alsina, la que planteó que la unilateralidad aleja el proyecto independentista de las complicidades internacionales.  

Hasta podría llegar a pasar, miren que les digo, que las futuras lógicas conflictuales en el seno del Ejecutivo de coalición tuvieran más que ver con los proyectos sectoriales impulsados desde los departamentos que por la ya malgastada divisoria en el planteamiento táctico al desafío a España. Eso no quiere decir que la vida política catalana, o sobre todo, las dinámicas parlamentarias, vayan a estar exentas de las ya cansinas puyas entre socios. Pero quizá en el Ejecutivo las discusiones se desarrollen motivadas más por razones de especialidad y perspectiva ideológica (que no partidista), que por anexión a una determinada “vía independentista”.

TEMAS