Libertad de expresión

La siembra del odio desata tempestades

Al poder no le gusta que se rían de él. Por eso los depredadores de la libertad de prensa suelen actuar sin contemplaciones contra los humoristas

Tres de los cromos de la 'Pandilla Voxura' de 'El Jueves'.

Tres de los cromos de la 'Pandilla Voxura' de 'El Jueves'. / SALAZAR Y JUANJO CUERDA

Alfonso Armada

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En el libro 'Casas robadas' (Ediciones Carena), sobre la increíble historia de José Luis Ruiz y la casa que le ocuparon unos facinerosos en la Baceloneta, el reportero Jesús Martínez se pregunta: “¿Qué es la realidad? ¿Lo que se palpa o lo que se publica?”.

Ricardo Rodrigo Amar, editor de RBA y de la revista 'El Jueves' (que al decir de muchos ya no es tan irreverente como solía), ha sido señalado por el partido de Santiago Abascal (hubo un tiempo en que Vox era conocido por sus atlas y diccionarios). Se le ha puesto una marca rojo sangre en el dintel de su oficina. Vox ha animado a sus seguidores a que “le empiecen a exigir responsabilidades”. ¿Cómo se traduce esa expresión al lenguaje de la calle, a los que necesitan muy poco para incendiarse, para pasar de las palabras a los hechos? A tomarse la justicia por su mano, que es cualquier cosa menos justicia. Los de Vox dicen que 'El Jueves' “difunde odio contra millones de españoles”. Primero señalas, luego vuela una piedra, estalla un cristal, arde un periódico. Y ya se sabe que los que empiezan quemando libros acaban quemando humanos. Lo hemos visto en Francia, donde 'Charlie Hebdo' sufrió en su carne la furia de los islamistas, que decidieron que una sátira del profeta debía lavarse con sangre de humoristas. Literalmente. Por eso, antes de que vuelen las piedras, o salte una navaja, no echemos en saco roto palabras que si huelen a amenaza son una amenaza

No nos podemos permitir que el periodismo se esté convirtiendo en una profesión de riesgo en Europa.

El humor quema. Al poder no le gusta que se rían de él. Por eso los depredadores de la libertad de prensa suelen actuar sin contemplaciones contra los humoristas. En parte porque, a menudo, las viñetas no necesitan palabras. El humor, como el amor, es un sentimiento, una razón universal. Por eso podemos reírnos con una viñeta publicada en Arabia Saudí, en Irán, en China, en Israel, en Rusia, en Hungría, en Brasil, en Ruanda, en Guinea Ecuatorial, en Cuba, en Estados Unidos, en España… El poder sabe que cuando le pierden el respeto le pierden el miedo, y decapita viñetistas que con su tinta corroen muros y fusiles. El humor nos hace humanos. Es un espejo que relativiza nuestra condición, duda de la parte sapiens del homo, nos hace risibles, ridículos, lo que a menudo somos cuando nos ponemos campanudos, tontos.

Cuando Vox, que ya se ha significado señalando periodistas (como también ha hecho Podemos, lamentable escrache), le arrojó un adoquín verbal al editor de 'El Jueves', el periodista de investigación holandés Peter R. de Vries fue tiroteado al salir de una entrevista. De Vries investiga el crimen organizado, y tenía tenebrosos enemigos, que no quieren que la verdad se difunda. Ahora lucha por su vida en un hospital de Ámsterdam. El atentado contra De Vries sigue una estela inquietante en la vieja Europa. Ya no solo matan periodistas en México, en Rusia, en la India... En 2017 fue asesinada la periodista maltesa Dafne Caruana. En 2018 el eslovaco Jan Kuciak. En 2019 la norirlandesa Lyra McKee. Y en este 2021 el griego Yorgos Karaivaz. Todos eran periodistas de investigación. La prensa necesita como agua bendita de los humoristas y de los reporteros que no tienen miedo. Pero que también en Europa se esté convirtiendo el periodismo en una profesión de riesgo es algo que no nos podemos permitir. La historia nos enseña, pero no queremos aprender, como me dijo Susan Sontag durante el cerco de Sarajevo.

Europa lleva tiempo saboteando sus principios, impidiendo el rescate de náufragos que huyen de la guerra y de la pobreza. ¿Estamos mezclando realidades? ¿Acaso tiene que ver el odio al otro que cultivan los partidarios de Vox con el maltrato a los inmigrantes, con las trabas a los que piden asilo, con los vetos a los Open Arms que tratan de paliar el dolor de los demás en el mal llamado Mare Nostrum, o con la decisión de subcontratar como carcelero de inmigrantes a un país en astillas como Libia?

El caso del editor de 'El Jueves' no es espuma en un mar polarizado, en el que las palabras arden en la boca de quien no mide las consecuencias de lo que piensa (si es que piensa) y de lo que hace. ¿Qué es la realidad? El humor es la prueba del 9 de nuestra cintura democrática. Bajémonos los humos riéndonos de nosotros mismos. Bajémosle decibelios al ring político. Y quitémosle la razón a los que para ganar marcan dinteles con sangre, lanzan la piedra y esconden la mano. Siembran odio, desatan tempestades.

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