Opinión | LIBERTAD CONDICIONAL

Lucía Etxebarria

Las madres asesinas

Depresión y psicosis (y no la venganza contra los ex) suelen ser los principales motivos tras los crímenes

Homenaje a Yaiza en el ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat, asesinada por su madre.

Homenaje a Yaiza en el ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat, asesinada por su madre. / Jordi Otix

En 1963 se suicida Sylvia Plath, dejando a dos niños de corta edad, Nicholas y Frieda. ¿La razón de su suicidio? Pues pensemos que estaba casada con Ted Hughes, un señor que le había pegado tal paliza como para que abortara un tercer niño, y que se paseaba por todo Londres con su nueva amante: Assia Wevill. Tres años después Assia se suicidaba también. Mató antes a su hija Shura. En una carta a su padre, Assia decía que se llevaba a Shura (la hija que tuvo con Ted) con ella porque sabía que él no la cuidaría, como tampoco lo hacía con Frieda y Nicholas. Nicholas, qué casualidad, se suicidaría también, en 2009.

Assia dependía económicamente de Ted, no veía la manera de mantenerse con su hija y, además, él se había encargado de convencerla (como convenció antes a Sylvia, como convencería a Nicholas más tarde) de que era una inútil que no sobreviviría sola. No, Assia no mató a Shura para vengarse de Ted. En la última semana ha circulado una estadística según la cual las madres matan a sus hijos en el 70% de los filicidios. La estadística es falsa, como ya se ha encargado de puntualizar el INE. En España no se desagregan por género los datos de los filicidios.

Patrones y género

Pero en otros países sí. En concreto, en Australia, Austria, Finlandia, Canadá y Reino Unido. En todos estos países existen estudios muy concienzudos. Y las conclusiones suelen ser parecidas: el perfil de padre filicida es el de un individuo violento, celoso, posesivo, que consume drogas, que está en trámites de separación y cuya expareja está iniciando otra relación. Perfil que se corresponde con el de Tomás Gimeno. El perfil de la madre filicida se parece mucho al de Assia: deprimida, no ve salida para ella y para sus hijos.

El estudio más famoso, el más citado, es el de Philip Resnick, 'Madres que matan a sus hijos', que concluye que las mujeres se convierten en filicidas por cinco razones: a) por compasión, cuando la madre piensa que lo mejor para el niño es morir, porque está enfermo; b) por delirio psicótico agudo, casi siempre sobrevenido a una depresión posparto; c) por abuso y maltrato, no de forma intencional ni planeada, sino porque se excede en un ataque de rabia; d) en un neonaticidio, para acabar con un embarazo no deseado, en muchas ocasiones producto de una violación; y e) en contadas y aisladas ocasiones, por violencia vicaria, cuando la madre mata al niño para vengarse de su ex.

Razones diferentes

Y no tengo tiempo aquí para citarles cientos de estudios, que replican las conclusiones de Resnick, pero, en general, se repite siempre el mismo patrón. Los padres matan por violencia vicaria, para vengarse de sus parejas o exparejas; las madres lo hacen por depresión y psicosis. Ambos, ellos y ellas, pueden maltratar a sus hijos, pero los matan por razones diferentes.

Negar que la violencia vicaria existe en el ámbito de la violencia de género, negar que muchos padres utilizan a sus hijos para dañar a sus madres pero que lo contrario no suele suceder, negarlo a estas alturas del partido, cuando en Estados Unidos ya llevan 32 años estudiando el tema, ¿es de ser ignorante o de ser mala persona?

El negacionismo es interesado. Y el negacionismo es cómplice. Pero cuando leo a algunas periodistas, mujeres negacionistas, solo me queda repetirme y autocitarme: una mujer machista es como un negro del Ku Klux Klan.   

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