A favor de la ampliación

Sigamos muy conectados a la calidad

Los datos y las cifras confirman los beneficios sociales, laborales, económicos, deportivos y culturales que la constitución del aeropuerto de Barcelona como 'hub' internacional comportarían a nuestro entorno

Aeropuerto de Barcelona.

Aeropuerto de Barcelona. / ELISENDA PONS

Jordi Mestre

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En las últimas semanas se ha intensificado el debate, presente desde hace años, relativo a la ampliación del Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat. Los datos y las cifras esgrimidas en favor de la actualización de esta infraestructura, vital para el país y para la ciudad de Barcelona, son irrefutables y confirman los beneficios sociales, laborales, económicos, deportivos y culturales que la constitución de este aeropuerto como 'hub' internacional comportarían a nuestro entorno. Estamos hablando, entre otras, de magnitudes tan importantes y vitales actualmente como el compromiso de una inversión de Aena de 1.700 millones de euros para llevar a cabo la ampliación de esta infraestructura, que contribuye a generar el 6% del PIB de Catalunya y el 8,7% del de Barcelona, 40.000 puestos de trabajo directos y alrededor de 116.000 indirectos, así como la capacidad de optar a recibir 70 millones de pasajeros frente a los 55 actuales.

Más allá de estos factores cuantitativos, resulta indispensable tener presentes y considerar los factores cualitativos que nos aportaría la actualización de esta infraestructura básica y, especialmente, el elemento competitivo al frenar a otras regiones del mundo que pugnan con Catalunya y Barcelona por la atracción de activos de valor que dependen del hecho de disponer de un 'hub' aeroportuario que garantice una conectividad internacional de primer orden.

De hecho, desde hace tiempo los principales actores económicos y sociales de la ciudad, así como las propias administraciones competentes, venimos trabajando de lo lindo para que este condicionante cualitativo, basado en un modelo sostenible, sea protagonista en el marco estratégico del desarrollo de nuestro país y de la ciudad de Barcelona.

Sin ningún tipo de duda, la ampliación del Aeropuerto Barcelona–El Prat condicionaría positivamente este planteamiento compartido. Por ejemplo, desde una vertiente de la industria turística, ya que nos abriría puertas directas a algunos de los mercados emisores más importantes en América y Asia y, a la vez, nos permitiría continuar priorizando la captación de turismo de negocios, favoreciendo la dinamización de ferias y congresos, potenciando el atractivo de nuestro destino para la captación de grandes acontecimientos, que permitiría poder maximizar el retorno de un visitante de alto valor así como la llegada de industria y centros de investigación vinculados.

Precisamente, y siguiendo con algunos ejemplos condicionados positivamente, para el ámbito industrial catalán se convertiría en un factor fundamental para su conectividad y para la captación y la implantación de proyectos punteros a nivel mundial. También, desde una vertiente más institucional, obviamente impulsaría el atractivo de nuestro destino para la captación de importantes y relevantes organismos y corporaciones internacionales, que aportarían prestigio, posicionamiento e influencia en el tablero donde están presente las regiones más reconocidas.

Es obvio que los ejes de este planteamiento tan solo tienen el recorrido deseado si van acompañados de los recursos y de la unidad pertinentes. Y sobre esta cuestión hay que esperar la máxima capacidad de entendimiento, diálogo y responsabilidad de todas las partes, para evitar que el futuro y el progreso de Catalunya y de Barcelona, de sus ciudadanos y de sus tejidos empresarial y social, queden embargados por un tiempo que sería irrecuperable y que, de hecho, no nos podemos permitir perder. Y mucho menos en las circunstancias actuales.

Todo ello constituiría una puerta abierta a la llegada de talento, diversidad, intercambio, dinamización de servicios y posicionamiento, pero sobre todo constituirá un activador de la confianza y la autoestima para una sociedad civil y empresarial que, ahora más que nunca, lo necesita para insuflarse de energía para encarar el duro proceso de reactivación que tenemos por delante.

Catalunya. Barcelona. Somos gente abierta. Orgullosos de nuestros recursos, de nuestra gente. Está implícito en nuestro talante. Abiertos al mundo. Queremos estar conectados. Influir. Intervenir. Participar del dinamismo y de las decisiones. Apreciamos el progreso. Somos críticos y eso nos ayuda. El actual debate nos enriquecerá en la concreción de esta cuestión.

No nos paremos. No perdamos la oportunidad. Hagamos, entre todos, que sigamos bien conectados al mundo. Que sigamos bien conectados a la calidad.