Reivindicación de los elfos: De Eurovisión al turismo de festivales

Festivales y teatros programan con nuevos bríos, y se diría que un ejército de pequeños dioses nos tutelan desde su sala de máquinas para ayudarnos a vivir de otra manera.

Conchita Wurst, Rachel McAdams y Loreen, en un fotograma de ’Eurovisión: La historia de Fire Saga’

Conchita Wurst, Rachel McAdams y Loreen, en un fotograma de ’Eurovisión: La historia de Fire Saga’ / Netflix

Carol Álvarez

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1.Los elfos eurovisivos

La primera dama de Islandia, Eliza Reid, sonríe a cámara junto a su marido el presidente del país con un jersey que emula el look eurovisivo de la banda Daði og Gagnamagnið que lleva la canción Ten Years al festival de Eurovisión. Les desea suerte en el certamen y Daði Freyr, el cantante, le agradece el gesto en Twitter.

No la ha tenido esta semana: con un positivo de covid en el grupo solo participaron en semifinales con una actuación grabada de un ensayo. Tampoco tuvieron suerte el año pasado: cuando su candidatura aparecía como una de las favoritas, se anuló el festival por la pandemia. Islandia es un país donde los elfos y los seres mágicos tienen aún cierto margen de maniobra, y por eso será que el año pasado la banda musical de todos modos triunfó mundialmente sin pasar por el concurso y aquí están. Islandeses eran también los personajes de la película de Netflix Fire Saga, que en 2020 llevaron a todas las casas por streaming la ilusión de un verdadero festival, con sus canciones desbordadas y extremas, caricaturas de sí mismas y a la vez auténticas en lo mas hondo de su expresión. Fire Saga dispara las endorfinas cuando más las necesitamos, así lo hizo hace un año para resucitar la energía del festival ausente y así resuena aún: Husavik, la canción emblema de la película, fue candidata a los Oscars y nos dio su boost vitamínico en la pre ceremonia. Los duendes han volcado sus artes en el festival, y la jovialidad y extravagancia eurovisiva dan esta primavera rara el pistoletazo de salida al entusiasmo más contagioso y desinhibido musical.

2.Los pequeños dioses de 'Puertas abiertas'

Duendes de la primavera como los que se conjuran con los estrenos de teatro que florecen de nuevo en Barcelona. En el vestíbulo del Romea cuelgan los carteles de funciones históricas del siglo pasado, donde los pases eran a las 22,30. Desde nuestros largos meses de toque de queda parecen horarios irreales, de un mundo mágico. La protagonista de 'Puertas abiertas', la obra de Emma Riverola con Cayetana Guillén Cuervo, se aferra a pequeños dioses de la casa para superar sus miedos allá donde no le llega la razón. Tiene entre otros un dios de la grieta, que apuntala de forma invisible la pared de su buhardilla, y todas las tragedias,  desde la más diminuta y personal hasta las humanitarias, se viven de otra manera. Los teatros abren sus puertas cada vez con más amplitud, y un ejército de pequeños dioses se diría que nos tutelan desde su sala de máquinas para lo mismo, para ayudarnos a vivir de otra manera.

3-La emoción de los festivales

En conectar con nuestra vieja alegría están también entretenidos los promotores de festivales, los grupos de música, las organizaciones. Vuelven los festivales con sus PCR y test de antígenos, y sus carteles evocan ya  planes de verano, de ocio, de compañía. El Cruïlla o el Canet Rock ya calientan motores con los buenos augurios de las curvas pandémicas a su favor, de igual forma que los vientos soplados por los dioses empujaban los navíos de los conquistadores en la mitología. Las primeras actuaciones de música que se conocen datan de los tiempos egipcios, y siempre estuvieron enlazados a la honra de la divinidad de turno. Vuelven los festivales de verano, Eurovisión y la amplia oferta de teatro. Los geniecillos le dan a la manivela con ganas, y visten de un aire especialmente sobrenatural  lo que vivíamos con normalidad hace tiempo.