Celebración musical

Oregón contra Kentucky: Eurovisión tendrá versión estadounidense en 2022

El festival ha ido ganando fans en EEUU, y NBC ofrecerá una versión que será una competición entre artistas de 50 estados, el Distrito de Columbia y cinco territorios

Rachel McAdams y Will Ferrell, en un fotograma de 'Eurovision. La historia de Fire Saga'

Rachel McAdams y Will Ferrell, en un fotograma de 'Eurovision. La historia de Fire Saga' / periodico

Idoya Noain

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"Podéis discutir sobre de quién son los mejores equipos de fútbol, votar por diferentes cantantes en Eurovisión, pero vuestro logro, más de 500 millones de personas hablando 24 lenguas en 28 países, 19 con una moneda común, en una Unión Europea, sigue siendo uno de los grandes logros políticos y económicos de los tiempos modernos".

Quien pronunció estas palabras en un discurso "al pueblo de Europa" en 2016 fue el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Y al hacer esa mención de Eurovisión (recibida, como constata la transcripción oficial, con "risas"), el mandatario dejaba entrever no solo que tenía tomado el pulso a realidades socioculturales sino también que Eurovisión había logrado lo que desde entonces se ha constatado: el fenómeno ha hecho el definitivo 'crossover'.

Hacía tiempo ya que la competición se había ido haciendo un hueco aunque fuera en círculos minoritarios en Estados Unidos. Empezó a ganar más y más atención cuando en 2016, y por dos años, empezó a retransmitirlo el canal de cable Logo, dirigido a la comunidad LGBT. Aquel año, el del discurso de Obama, el de la actuación de Justin Timberlake como invitado (que por cuestión de derechos no se pudo ver en EEUU), empezaron a proliferar las 'watching parties'.

Y el interés, la atención y el conocimiento eclosionaron el año pasado, cuando Netflix (que estratégicamente adquirió los derechos de retransmisión después de Logo) estrenó ‘Festival de la canción de Eurovisión: la historia de Fire Saga’, la hilarante película de Will Ferrell y Rachel McAdams que acabó de poner en el radar del público masivo de EEUU Eurovisión, que este año y el próximo se ve en Peacock, la plataforma de NBC Universal.

Versión estadounidense

Fue también en 2020 cuando se anunció que EEUU tendrá su propia versión, y aunque se ha pospuesto el estreno hasta el 2022 (también en NBC), todo está en marcha para que ‘American Song Contest’ sea una realidad. En lugar de una competición entre países esta será entre artistas de 50 estados, el Distrito de Columbia y cinco territorios. Y como explicaba el año pasado uno de los responsables, Anders Lenhoff, estará abierto "a todos los cantantes con una canción, sean amateurs o ya con un contrato con una gran discográfica". 

En las palabras de otro de los productores estadounidenses, Ben Silverman, que llevaba más de dos décadas intentando ponerlo en marcha, se palpaba su admiración por el original. "Dicho llanamente -dijo-, no hay nada igual en televisión. El auténtico espectáculo es asombroso. Es una pura celebración de lo mejor que la música puede ser". De paso, Silverman quería ver en ‘American Song Contest’ la oportunidad de ayudar al país a olvidar o dejar atrás, aunque sea mientras suene la música, la intensa polarización política. O eso se intuía cuando hablaba de "valores intrínsecos de unir a una América fraccionada a través de su mayor exportación e impacto global: la cultura".

Las dudas

No todos son tan entusiastas, y eso que la versión estadounidense aún ni ha empezado. Adoran e idolatran el festival de Eurovisión original como algo para lo que combinan palabras tan dispares como “amable, ridículo, sincero, serio y autoexaltación”. Y temen que el espíritu no pueda cruzar el océano.

En la edición europea de 'Politico', por ejemplo, la periodista coreano-estadounidense Euny Hong ha escrito una pieza donde el título lo dice todo: “Los americanos arruinaron la pizza, el día de San Patricio y 'House of Cards'. Ahora están arruinando Eurovisión". Sentimiento similar late en una pieza de Emily Alford en 'Jezebel' titulada: "Como con la monarquía y adaptaciones cinematográficas de 'Rebecca', América realmente no debería intentar hacer Eurovisión". Y en ‘Esquire’ Justin Kirkland ha aventurado que “esto va a ser una pesadilla colosal. El concepto de un Eurovisión por estados es tan distante de lo que Eurovisión ha llegado a ser que esto nunca puede funcionar”, ha escrito. “Nos falta la autocrítica, lo 'camp' y la energía altruista para sacar esto adelante”.

Kirkland cree que los estadounidenses se toman “todo demasiado en serio”. Recuerda que “parte de lo que hace Eurovisión tal delicia es que es una celebración de las más bizarras esquinas de la cultura internacional”. Aún así, también admite que le gustaría que la realidad le demuestre equivocado. Y es que, como todos los fans de Eurovisión, va a ver el remedo. Pero antes, con más ganas tras un año de pandémica ausencia, están ya entregados al original.

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