Sin Govern

Por fin ha estallado la guerra

Unos y otros nos están diciendo estas últimas semanas que pretenden vivir bien y ya está, aspiración muy loable

Pere Aragonès y Laura Borràs

Pere Aragonès y Laura Borràs / EFE / DAVID BORRAT

Albert Soler

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No puede decirse que el arte de la rima haya evolucionado mucho, por lo menos en Catalunyaa. De aquel «Fulano, cabrón, trabaja de peón» que hace años ponía banda sonora a toda manifestación que se preciara, al «Junqueras, traïdor, podreix-te a la presó» con que los de JuntsxPoesia o como se llame, saludan a sus compañeros lacistas de ERC, parece que líricamente hemos retrocedido. Un cabrón tiene mucha más entidad que un traidor, no vayamos a comparar. Ser traidor hoy en Catalunya no tiene mérito alguno, que levante el dedo aquel a quien no le hayan acusado nunca de serlo, es una medalla con menos prestigio que la Creu de Sant Jordi, que se reparte a puñados. Cabrón, en cambio, es otra cosa, uno está entre rejas como Junqueras y escucha gritos de «traidor» y no hace ni caso, pero si le llaman «cabrón» la cosa cambia, que en el fondo son todos muy españoles y eso de llevar cuernos, duele.

ERC debería contraatacar y desplazar un destacamento a la Casa de la Republiqueta, para gritar a sus puertas «Vivales, traïdor, queda’t a Waterloo», obsérvese que, nobleza obliga, se conformarían también con el «traidor», sin hacer referencia a posibles infidelidades de la santa. Que haya guerra entre ERC y JuntsxCuernos o como se llame, no significa que hayan de perderse las formas en la pelea. Tiempo habrá más adelante para insultos más graves, que no parece que la cosa vaya a aplacarse, todo lo contrario, hemos de verles tirándose de los pelos y arañándose como mujeres en el mercado, si bien para hacerse con la última dirección general en lugar de con la última lubina.

Estas peleas en público sin ocultar la animadversión que se sienten unos y otros, por más que a algunos les puedan parecer obscenas, son de agradecer. Ya era hora de que los líderes lacistas mostraran sin disimulo que aquí no se trata de 'republiquetas' ni de déficits fiscales ni de presos y exiliados ni de mandangas. Aquí se trata de cargos, o sea, de dinero. Unos y otros nos están diciendo estas últimas semanas que pretenden vivir bien y ya está, aspiración muy loable que estoy seguro los votantes sabrán recompensar en elecciones venideras.

No pocos catalanes descubren ahora emocionados que sus líderes no eran unos tontainas, sino gente como usted y yo, que no pretendían más que colocarse para no tener que trabajar. De haber sabido que colgar un lazo amarillo en el balcón significa simplemente apoyar a pobres tipos que quieren vivir a cuerpo de rey, me habría faltado tiempo para tejer con mis propias manos uno de ganchillo. Es más, si la sinceridad que están demostrando estos meses peleándose por el poder sin tapujos, son capaces de trasladarla a sus programas electorales, pueden contar con mi voto, incluso aceptaré formar parte de alguna candidatura. Si me hubieran contado de entrada que no aspiraban más que a conseguir el poder para así distribuir cargos y sueldos entre los suyos, les habría votado antes. Soy así, qué se le va a hacer, me ablando ante los menesterosos.

Cuando uno es consciente de cuál es la utilidad real de su voto, que este no va a ir a otro sitio que no sea a llenar los bolsillos de ERC y de JuntsxCaridad o como se llame, vive las elecciones como quien le da limosna al pobre del barrio.

-Aquí va mi voto, pero no se lo gasten en vino.

Y cómprense un diccionario de rimas.

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