Vacunación generalizada

El bloqueo en Catalunya, por la incapacidad de los partidos independentistas en elegir presidente, mas de dos meses después del 14-F, no incita al optimismo. Tampoco la polarizada y enfangada campaña de las elecciones anticipadas de Madrid. Pero si superamos el localismo flagelador, hay hechos muy positivos que conviene tener en cuenta. 

El primero es el gran cambio en la escena internacional desde que Biden es presidente de la primera potencia política, económica y militar. Un presidente de centro-izquierda y abierto al mundo ha sucedido a otro extremadamente cerrado que actuaba como si los otros países fueran una carga para América.  

Biden ha lanzado dos grandes planes de apoyo a la economía y a las infraestructuras que el FMI cree que harán que el PIB americano crezca un 6,4% y tiren al alza el mundial. La temida eternización de la crisis ya no es la gran amenaza. 

Al mismo tiempo, la armonización mundial del impuesto de sociedades propuesta por Janet Yellen puede iniciar un proceso que lleve a que las grandes multinacionales no puedan deslocalizar actividades por motivos fiscales. No será fácil de lograr ya que incluso dentro de la UE coexisten impuestos de sociedades del 10% (uno de los 'atractivos' de Irlanda) con otros del 25%.

Con todo, lo más relevante es que Biden, al contrario que Trump, aboga por más cooperación internacional para afrontar los graves problemas de futuro, como el cambio climático, que ya precisan una gobernanza mundial.

El segundo gran cambio -y a corto plazo con mucho el más relevante- es la vacunación generalizada que ha empezado con fuerza en los países desarrollados. En un año la ciencia, los estados y las empresas han logrado encontrar y fabricar las vacunas imprescindibles para vencer la pandemia y evitar la catástrofe. Ha habido retrasos, la Unión Europea -que no es un estado sino un ente supranacional- ha negociado con las farmacéuticas con menos habilidad que estados consolidados, como Estados Unidos y Gran Bretaña, pero a mediados de abril la vacunación avanza en toda Europa. 

Y en España la vacunación en todas las CCAA lo está haciendo a un ritmo espectacular y -dato nada irrelevante- de forma totalmente igualitaria. Ha habido lamentables excepciones, pero la vacuna no ha distinguido de clases sociales ni de la capacidad de los ciudadanos, salvo los de servicios esenciales y las franjas de edad. Es algo que ahora, que el vicio más común es flagelarnos por las injusticias y debilidades, merece ser valorado y subrayado. 

Pero Europa no está sola y mientras la vacunación masiva no llegue a lugares como la India o el África subsahariana, la pandemia seguirá.

Ya se ha dicho que la mejor política económica es: vacunación, vacunación y vacunación. Y ya se palpa. El PIB europeo habrá vuelto a caer (esperemos que poco) en el primer trimestre, pero el 'flash' de los solventes índices PMI de abril dice que la economía -no solo la del sector industrial que ya lleva meses sino también la del sector servicios- ha vuelto a la zona de crecimiento. El índice PMI compuesto de la zona euro está en 53,7, el mas alto en nueve meses. Y el del sector servicios ha alcanzado el 50,3, dato clave porque índices por encima de 50 indican crecimiento. Habrá que esperar al 3 de mayo para conocer el PMI del sector servicios de España, el que nos afecta más. 

Vuelta a la cooperación mundial con Joe Biden y vacunación masiva e igualitaria, son dos cambios, magníficos, a aplaudir. Pase lo que pase en Madrid el 4 de mayo.       

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