En clave europea

Debate sobre el futuro de la UE

Ante la Conferencia sobre el Futuro de Europa, los ciudadanos señalan que la desigualdad social y el desempleo son los dos principales problemas europeos y quieren que la UE priorice la justicia social y la salud

Ursula Von der Leyen en el Parlamento europeo.

Ursula Von der Leyen en el Parlamento europeo. / AFP

Eliseo Oliveras

Eliseo Oliveras

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tres años después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, propusiera un debate ciudadano sobre la Unión Europea (UE), esta semana la Comisión Europea, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo han suscrito la declaración conjunta dela Conferencia sobre el Futuro de Europa para debatir con los ciudadanos cómo afrontar las prioridades y los retos comunes en medio de la actual encrucijada socioeconómica y geopolítica. “Es urgente renovar nuestro pacto democrático restaurando el vínculo con nuestra sociedad” y “sentando las bases de un nuevo contrato social europeo”, destacó el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, al firmar la declaración.

La conferencia arrancará el 9 de mayo, el día de Europa, y para tener éxito debe involucrar a “la denominada mayoría silenciosa”, avisó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Existe el riesgo que quede reducida a un nuevo ejercicio de relaciones públicas, que decepcione a los ciudadanos y erosione aún más la legitimidad de las instituciones políticas, ya socavada por el pronunciado crecimiento de la desigualdad social en las últimas décadas y el distanciamiento de los políticos de las penurias cotidianas de sus conciudadanos.

En lugar de una verdadera convención ciudadana organizada, la conferencia se plantea como una acumulación dispersa de debates y paneles, con una presencia dominante de los representantes de la Comisión Europea, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo, que controlarán los diferentes órganos (Plenario, Junta Ejecutiva y Secretariado). Además, la declaración es muy imprecisa sobre cómo se agruparán y traducirán las opiniones ciudadanas en recomendaciones y sobre las consecuencias concretas de esas recomendaciones en legislación, reformas y cambios en el Tratado de la UE.

Impacto del covid

La crisis del coronavirus impulsó la integración política de la UE con el acuerdo de emitir por primera vez deuda pública europea para financiar la recuperación y de adquirir en común las vacunas. Pero el retraso de los Veintisiete en ratificar ese mecanismo de financiación y, muy especialmente, el fracaso de la vacunación por falta de dosis están dañando la credibilidad y legitimidad de la UE. La mayoría de los europeos está insatisfecha con las medidas de la UE para combatir el coronavirus (49% frente a 40%), según el sondeo Eurobarómetro publicado el 9 de marzo. La legitimidad de la UE deriva mucho más de su capacidad de cumplir las expectativas de los ciudadanos que de su proceso político institucional, advierte el historiador Timothy Garton Ash.

El 92% de los europeos afirma que su opinión debería ser más tenida en cuenta en las decisiones de la UE y el 50% critica que su opinión no cuenta, indica el sondeo. El 89% de los europeos señala que aún queda trabajo por hacer para fortalecer y proteger la democracia en la UE, pero la mayoría se muestra escéptica respecto al resultado de la Conferencia sobre el Futuro de Europa: el 47% opina que no tendrá un impacto real (el 43% que piensa que sí).Los dos principales problemas para los europeos son: la desigualdad social (45%) y el desempleo (44%), por delante de la salud, la inmigración, el terrorismo y el cambio climático, revela el anexo del Eurobarómetro, uno de los muchos datos clave omitidos en el comunicado de prensa. Los europeos señalan que las dos primeras prioridades de la UE deben ser la justicia social (38%) y la salud (38%) y son pesimistas sobre el futuro, ya que el 55% considera que los niños de ahora tendrán una vida más difícil que su generación.

La preparación de la conferencia ha estado bloqueada durante 15 meses por la división sobre quién debía presidirla, ante la oposición de varios gobiernos a que fuera alguien demasiado federalista o independiente. Al final se ha optado por la solución poco operativa de una presidencia tricéfala, compuesta por los presidentes de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo y el país que desempeñe la presidencia semestral rotatoria del Consejo de la UE. Esto implica que a partir del 1 de julio la copresidencia será ejercida por el primer ministro esloveno, Janez Jansa, ferviente defensor de Donald Trump y enemigo declarado de la libertad de prensa.

Otro problema de la conferencia será su corta duración, ya que las recomendaciones están previstas para la primavera del 2022. Esa fecha es providencial para Macron, que desempeñará entonces la presidencia semestral europea y podrá reforzar así su protagonismo en la campaña electoral de las presidenciales francesas.

Suscríbete para seguir leyendo